Balance de 3 años de gobierno: la gente sigue siendo gran aliada de Kirchner

De Domingo a Domingo, la Columna Política de Hugo
Grimaldi*

Si a modo de balance se debe elegir una sola
circunstancia que le dé un apropiado marco de referencia al nuevo cumpleaños de la administración de Néstor Kirchner, el próximo 25 de
Mayo, probablemente aquella que surge como la más relevante sea, tras lo que se supone debería ser el natural desgaste de tres años de
gestión, el contundente acompañamiento que hace del Presidente la sociedad, a la que los críticos del Gobierno tildan peyorativamente
de ?adormecida?.

Según los estudiosos de los comportamientos masivos, tan importante apoyo tiene su origen en cuestiones profundas, ya que Kirchner
supo interpretar, dicen, que los argentinos necesitaban restaurar la figura del ?pater familiae-conductor? para calmar sus propias
culpas, tras la frustrante experiencia de la convertibilidad de Carlos Menem y, sobre todo, de la entronización de Fernando de la Rúa.
?La gente está agradecida, pero si no quiere hablar es porque todavía siente vergüenza?, agregan los sociólogos.

Para ir algo más hondo, los expertos suponen que el Presidente es un espejo que gusta, aunque no se animan a decir si se muestra
así por convicción o porque sigue las tendencias de algún sondeo de opinión pública, porque resulta ser un representante fiel de los
tics individualistas que caracterizan a la propia sociedad, probable causa de las permanentes trabas al despegue del país, lo que
Ortega y Gasset ha llamado el ?futurismo concreto de cada cual?.

Así, la aguerrida contienda pública del Presidente con determinados personajes, empresas, periodistas o instituciones cae más que
bien entre el grueso de la población, más en el interior del país que en la Capital Federal señalan las encuestas, aunque a veces sus
argumentos resulten algo confusos en materia de respeto a las ?verdades relativas?, tal como suele decir el mismo protagonista.

Kirchner asegura que acepta todas las críticas, pero utiliza sin cortapisas la potestad de hacerlas él también, a veces de modo
descalificador y otras con referencias laterales de poco vuelo. Son diatribas que meten miedo y paralizan a eventuales contestatarios,
pero lo cierto es que su verborragia encendida es apreciada y verlo dar pelea desde el ya famoso atril le suma admiración y rating,
aunque la oposición lo tilde de autoritario y hegemónico.

Desde el costado del bolsillo -la víscera más importante para los argentinos, según Juan Perón- también hubo aportes esenciales para
consolidar tamaño apoyo de la sociedad, con una serie de índices económicos más que favorables que se siguen repitiendo mes a mes
desde hace cuatro años y que seguramente harán historia por lo robustos, aunque algunas de sus bases, dicen los críticos del esquema
de tipo de cambio alto, de la sustitución de importaciones y del reemplazo del mercado por el Estado, parezcan de barro.

Entre otros puntos grises, se refieren a la posibilidad de que alguna vez cese el viento de cola internacional, a las exportaciones
que crecen por precios y no por volúmenes, a los impuestos distorsivos, al gasto creciente que reduce el fabuloso superávit fiscal
alcanzado, a los problemas que puede acarrear la falta de energía, a la necesidad urgente de mayor inversión y al grano que le
significó al Gobierno la vuelta de la inflación a las primeras planas de los diarios.

En cuestiones económicas, la señal más floja de la recuperación está dada en que esos indicadores no se trasvasan rápidamente hacia
un despegue social acorde al empuje de la producción, ya que si bien el PIB superó al que existía antes del comienzo de la recesión,
el ingreso per capita actual se encuentra aún muy lejos de aquel otro de 1998.

Si las mediciones se hacen contra lo peor de la crisis, es verdad que se han salvado muchos escollos pero, y aquí las críticas
llegan desde la izquierda del propio progresismo, aún quedan pobres y desempleados en cantidad, con planes sociales que se usan para
engrosar el clientelismo y una distribución del ingreso todavía regresiva, que se acota aún más por la pasividad que se le endilga a
los gremios.

No obstante, la gente reconoce de que el escalón actual es mucho mejor que aquel otro de los dolores vividos, tras el
endeudamiento, la recesión, la devaluación y la pesificación y finge olvidar que Néstor Kirchner heredó todos aquellos procesos que
mutilaron el ahorro de la gente y que no hizo nada por torcer las cosas, salvo pagarle a quien menos lo necesitaba, el FMI.

Para sacudirse aquel pecado de origen del 23 por ciento de los votos en 2003, y en tren de captar voluntades desde lo político, el
Gobierno operó también durante los tres años pasados a favor de su rebosante caja y logró sumar a su fuerza a gobernadores propios y
ajenos y a dirigentes de todos los colores, junto a peronistas que saltaron el cerco tras la paliza interna que le propinó al
duhaldismo en las elecciones de octubre, situación que le permitió alcanzar holgadas mayorías en ambas cámaras legislativas.

Sin embargo, algunas cuestiones institucionales de fondo o de apego a los años 70 y otras que podrían ser calificadas con
benevolencia como tropiezos instrumentales, aunque tienen una gran carga ideológica, más las naturales ambiciones de continuidad en el
Gobierno, son señales que sugieren que el ingreso al último tramo del primer mandato del Presidente podría servir para ponerle, de
ahora en más, un poco más de voltaje a la discusión política.

Dentro esas cuestiones instrumentales hay dos puntos flacos que podrían ser aprovechados por la oposición para tirarle con munición
gruesa a Kirchner, de aquí en más: la política de precios y la inserción internacional de su Gobierno. Precísamente, la primera no
sólo terminó con la posibilidad de exportarle carnes rojas al mundo, sino que abrió un flanco más que endeble para otros productos que
puedan estar en las mismas circunstancias.

Por ahora sólo con promesas, los productores de trigo lograron cuerpear esta semana una resolución parecida, ya que la Argentina
está decidida a despegar sus precios internos de los altos valores internacionales, cueste lo que cueste y la grilla de precios
relevados por el INDEC pondera a la harina y sus subproductos (pan, fideos, galletitas, etc.) con cierta enjundia.

Los fabricantes de gaseosas tuvieron menos suerte, ya que le llevaron al inefable secretario de Comercio, Guillermo Moreno todas las
pruebas de costos que avalaban el aumento que pedían por encima del tope de la banda en vigencia y éste les dijo lo más campante que
?no?, después de haberles pedido los números.

Opinan expertos en materia de precios que el fenómeno que podría explicar por qué con controles tan férreos la inflación ha seguido
empinada en el rubro ?Alimentos y Bebidas? tendría que ver, en muchos casos, con subas hasta llegar al techo de la banda que fue
aprobada ya hace tres meses, el 17 de febrero, antes de los aumentos salariales de las paritarias.

En materia internacional, por su parte, el campo es más que fértil para los palos opositores. La Argentina está viviendo uno de los
peores momentos de su historia en ese rubro, ya que ha quedado entrampada en una relación privilegiada sólo con los amigos. Como tiene
conflictos varios, algunos muy notorios (Uruguay) y otros más larvados (Finlandia), sólo Venezuela primero, luego Brasil y en menor
medida Chile y España pueden ser considerados hoy como países de alta importancia para la relación argentina con el mundo.

En el caso español se anunció un viaje a Madrid para junio, que aún no se sabe si servirá para firmar o no con el socialista José
Luis Rodríguez Zapatero el Plan de Asociación Estratégica (PAE) tantas veces postergado. En Viena, la Argentina trató de acercar
posiciones con Francia y ahora, sin la presencia del ?facho? Berlusconi, se le harían concesiones a Italia, pero no hay mucho más.

Desde el lado de la desarticulada oposición política habría que esperar, entonces, cierta reacción orgánica de los partidos con
mayores expectativas de plantear la lucha electoral en 2007, aunque no hay todavía quien haya presentado un esquema con políticas
alternativas y globales en cada uno de los campos que critica aisladamente. Pues bien, eso harían el PRO, el partido de Mauricio
Macri, pronto y, en menor medida, el ARI de Elisa Carrió.

Por su parte, en la mesa de los empresarios, la semana anterior hubo un atisbo de rebelión, tras la polémica con las entidades
ruralistas por la carne, que fue la verdadera punta de lanza del tironeo entre el Gobierno y los hombres de negocios. Las leyes
laborales que propicia el diputado Héctor Recalde, todas ellas de alto costo sobre todo para las Pymes, fueron la excusa para un
pronunciamiento conjunto de nueve cámaras empresarias, donde no se dejó de hacer referencia a la ?imprevisibilidad? o a la falta de
?certeza jurídica?.

Si bien el Comunicado tuvo un atildado lenguaje técnico, la decisión de haberlo dado a conocer se transformó en una cuestión
netamente política y así fue interpretado en la Casa Rosada. Y como esto sucedió apenas siete días antes del acto de la Plaza de Mayo,
en tiempos en que no hay quien quiera quedarse afuera en materia de apoyo explícito al Presidente, hubo ciertas interpretaciones
conspirativas sobre la cuestión. Corolario: antes de las represalias, las entidades -salvo las del campo, parece- convinieron en
apoyar la convocatoria y quizás lo hagan a través de una solicitada conjunta con los gremios.

—

* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al domingo 21 de mayo de 2006.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.