Kirchner hizo guiños en España y lanzó a Cristina candidata

De Domingo a Domingo, la Columna Política Semanal de Hugo
Grimaldi*

Está claro que la estadía española de Néstor Kirchner tuvo dos
ejes centrales, uno político-diplomático y otro económico-empresarial, los que sobrellevó con suerte diversa, aunque también pudieron
apreciarse en ella nítidamente algunos elementos que surgen de su propio estilo de gestión, ya suficientemente conocido en la
Argentina: muchos más gestos y anuncios que cuestiones concretas y cierta ambigüedad en las definiciones, que en los temas del día a
día le permiten tener hacia el futuro un margen de maniobra apreciable entre el decir y el hacer.

En este sentido, en la gira pudo notarse con claridad que Kirchner buscó despegarse en todo momento de la etiqueta de ?populista? que
tiene colgado su gobierno en España, mostrándose más que apegado a las instituciones. Sin embargo, lo más evidente de la visita fue
que estuvo demasiado teñida de guiños en todo sentido, aún desde la política doméstica, en cuanto a la picardía de jugar en pleno
Madrid a ?Cristina candidata? y a tender desde allí algunos minúsculos, pero valorables, puentes con la prensa.

Más allá de que finalmente las autoridades españolas le pidieron a la Argentina del superávit fiscal récord, del crecimiento contínuo
y de la recomposición de reservas que se ponga ?los pantalones largos? y que admita de una buena vez que ya salió de la crisis, tal
como anticipó hace una semana esta misma columna, habría que calibrar si muchos de esos gestos ambiguos no han resultado sólo meras
señas de truco, desplegadas en mesas donde los demás actores (gobierno y empresarios españoles) también hicieron las propias desde el
otro lado. En la porfía, la Argentina deberá tener claras cartas ganadoras hacia el futuro, ya que el mensaje implícito de los
españoles fue ?ya no creemos más, ésta es la última vez?.

En la evaluación de la relación bilateral, la interpretación de esos gestos ha sido diferente de un lado y del otro del Atlántico,
aunque todo depende del color del cristal con que se mire. Para la permanente manía de las autoridades argentinas de considerar cada
tema -y sobre todo cada salida del Presidente al exterior- como una cuestión de ?vida o muerte?, el viaje resultó francamente exitoso.
Desde el otro lado, una fuente diplomática española le resumió a DyN un primer parecer de su gobierno: ?desde lo político fue una
visita globalmente positiva, en línea con lo que pensábamos que iba a ocurrir?, dijo y evitó meterse en cuestiones empresariales.

Además, el estado español recibió más que bien el anuncio del presidente Kirchner de cancelar la deuda proveniente del blindaje, pero
aquí también abundaron gestos ambiguos y sobreactuaciones de la delegación. En la Argentina dijo antes de cualquier reclamo español
?queremos pagar?, lo que fue valorado por ellos como el reconocimiento explícito a un compromiso moral, pero en simultáneo desde el
propio Gobierno se apeló a describir los vericuetos legales para explicar por qué no se puede. El caso es que un error burocrático de
la propia España, que sumó esa deuda originalmente bilateral al Club de París, haría dilatar la cuestión, ya que todo el resto de los
países nucleados allí también quieren su dinero.

En este aspecto, una nota de muy poca difusión publicada el viernes en Nueva York por ?The Wall Street Journal? recordaba a los miles
de bonistas italianos y alemanes -y habría que agregar a los millones de acreedores directos e indirectos que viven en la Argentina
también- que buscan resarcimiento por sus deudas y criticaba la actitud argentina hacia España con una frase napoleónica, pero
lapidaria: ?parece que la moralidad de los argentinos se acaba en los Pirineos?.

Por su parte, lo que reflejó la prensa española sobre la visita -en no más de un par de pequeñas notas por día o en algún editorial-
tuvo más que ver con lo que los disconformes empresarios ibéricos parecen haberle transmitido en privado a los periodistas: que poco
les gustó que Kirchner los haya tratado como tontos, al decirles que invirtieron en los 90, sabiendo que todo se caía en la Argentina
sobreendeudada de entonces, y que a casi ninguno le agradó, en un país cuya principal petrolera ha sido vapuleada en Bolivia, las
referencias a Evo Morales y al ?monstruíto? Hugo Chávez.

Menos parece haberse preocupado el gobierno español al respecto, salvo los legisladores del PP que se hicieron seguramente cruces al
ver cómo Kirchner meneaba la soga en la casa del ahorcado, mientras él trataba de diferenciarse, como ?progresista? auténtico, del
?populismo? de aquellos que acababa de defender como compañeros de ruta: ?comprendemos que los públicos internos también existen?,
aseguró, contemplativa, la fuente diplomática española.

En cuanto a las inversiones que se fueron a buscar, en este rubro también hubo toda una arquitectura de guiños para presentar lo que
se obtuvo como novedades, aunque no fueran demasiadas. Lo más relevante fue una más que importante certeza que dio Repsol-YPF al
adelantar sus inversiones hasta 2015 para el próximo trienio, lo que suma U$S 2 mil millones a la exploración y explotación en este
período, y luego una ratificación de los compromisos de Abertis en autopistas.

En este caso, se desempolvaron antiguos proyectos sobre la General Paz (sobre todo en la agilización de cinco nudos de tránsito), la
posibilidad de ensanchar el Camino de Cintura y de hacer una autopista entre Luján y Mercedes, en los dos primeros casos sin peaje
sobre esas rutas, prohibidos por Ley, aunque se especula en que los actuales accesos que manejan los españoles (Oeste y Norte) podrían
sufrir recargos hacia el futuro.

Tan pobre fue el espectro de inversiones en danza, que hasta sobresalió una de 11 millones de dólares en la compra de 5 por ciento de
Aerolíneas Argentinas, el otro gran tema empresario del viaje, pero en este caso a la inversa, ya que el dinero lo pone el Estado
argentino, con aportes de subsidios y promesas de incremento en el techo de las bandas tarifarias de la Compañía.

El mensaje a los empresarios también fue ambivalente, ya que en él Kirchner abundó en la defensa de ?la visión global que tenemos del
capitalismo? y del concepto de rentabilidad, mientras que por otro lado les transmitió un concepto propio del populismo (algo así como
?amamos el superávit fiscal y la inversión pública, vengan, operen y nosotros las dejamos tener alguna ganancia?), situación en la que
las empresas se sienten más que cómodas porque implica un menor riesgo, ya que todo puede conversarse en los márgenes.

Con la cuestión de las tarifas también se notó un juego a dos puntas, ya que el propio Kirchner admitió que la solución ?nos urge a
todos? y prometió que la recomposición llegará ?paso a paso?, aunque sus colaboradores se preocuparon en deslizar que se conversará en
aquellos casos que ya están avanzados (Gas Natural y Edesur) para evitar la incidencia de las tarifas sobre la inflación.

En cuanto a la ?pingüina? Cristina de Kirchner, su rutilante aparición en escena promovida por su propio esposo, casi como un globo de
ensayo para ver cómo reacciona la sociedad, fue precedida y seguida por algunas voces en Buenos Aires que aseguraban estar bien
informadas de su eventual candidatura para 2007, en una semana a puro rumor. En paralelo, un canal de TV lograba una oportuna
exclusiva con definiciones también ambiguas de la senadora sobre su vocación presidencial, desgrabación que figura íntegra en la
página de Internet de la Presidencia de la Nación.

En cuanto a su relación con los medios argentinos, quizás Kirchner mismo no se haya dado cuenta, pero la televisión registró en esta
gira un momento memorable de su actuación como Jefe del Estado. Aunque impuesta por el protocolo español, pero no rechazada por el
argentino, el Presidente brindó el jueves la segunda conferencia de prensa de toda su gestión. Lo hizo desde un atril, como le gusta,
aunque esta vez sin reproches ni gritos, con buen talante y cortesía, pero con firmeza y, sobre todo, con argumentos.

Un presidente diferente, timorato y a la defensiva, ya había pasado por una experiencia similar en el mismo auditorio del Palacio de
La Moncloa, hace tres años en ocasión de su primera visita, casi inmediatamente después de haber asumido, cuando era titular del
gobierno José María Aznar, en aquella ocasión en la que puso “a parir” a los empresarios.

Esta vez, tras la charla con Zapatero, Kirchner contestó las inquietudes de periodistas argentinos y españoles y se prestó a las
repreguntas, algunas no tan complacientes como las que le realizan a menudo los noteros de programas humorísticos de TV, las que él
acepta divertido, aunque no ignore que resultan un notorio lavado de cerebro para los espectadores.

En esta ocasión, en el mano a mano plural y algo más riesgoso, el Presidente salió del paso muy dignamente, lo que indica que un
encuentro con los periodistas no resulta para nada, en su caso, asimilable al fin del mundo. Quizás la experiencia le sirva de ahora
en más para cambiar el proceder de entre casa y para aliviar así algunas asperezas con los medios.

Más allá de sus disquisiciones habituales sobre el rol de las empresas periodísticas y de la evidente cerrazón informativa de su
Gobierno hacia quienes no piensan igual y a través de ese mínimo gesto, Kirchner demostró y se demostró que, cuando quiere, puede
hacer más por la libertad de prensa que simplemente declamarla.

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* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al domingo 25 de junio de 2006.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.