Se trata de la vestimenta que se usará en la
misión al planeta Marte
La NASA contrató al ingeniero argentino Pablo de León para diseñar y confeccionar los trajes que usarán los
astronautas que vuelen al planeta Marte.
Hay que reconocer que la NASA se toma su tiempo, porque según sus mismos expertos, estos trajes se usarán hacia el año 2020, cuando se
disponga de todo lo necesario para enfrentar un viaje que llevará un año para ir y otro para volver.
El ingeniero Pablo de León dispone de un presupuesto que enviadiarían Armani, Christian Dior o Pierre Cardin y ciertamente que como
ellos, de León participará de un desfile estelar.
Aunque la NASA solo dispuso un fondo de cien mil dólares, para los materiales del encumbrado traje, Pablo de León ya lleva invertidos
unos tres millones de dólares en este proyecto si se contabilizan los sueldos de su equipo costureros científicos.
La aventura de Pablo de León (en la foto junto al hombre que viste el traje de astronauta) sucede en la Universidad de Dakota del
Norte, seleccionada por la NASA para llevar adelante este proyecto de vestimanta marciana. La de Pablo de León es una entre tres en
las que trabaja la NASA.
Y Pablo de León estuvo esta semana en Buenos Aires y en el aula magna de la UADE, explicó su labor y exhibió videos que muestran cómo
se hace para diseñar estos trajes que reúnen la más moderna tecnología de fibras, sensores y costuras invisibles.
Marte, el planeta de la guerra -por su color rojo brillando en la noche-; el planeta que se creía poblado de seres belicosos; aquel
que hizo imaginar al escritor Herbert Georges Wells
en La Guerra de los Mundos, la invasión de la Tierra.
Sí, esa guerra que otro imaginativo, Orson
Welles, puso en la radio en 1938 con un realismo que hizo huir a millares de sus hogares en New Jersey, asustados ante lo que
creyeron una invasión marciana.
Como todos sabemos, Marte no es nada de eso, y ni pizca de seres diabólicos. Al contrario, hoy está acechado por crecientes oleadas de
sondas que buscan indagar cómo es. Y básicamente hasta aqui se sabe que es frio, glacial -de 150º bajo cero, en promedio-, salvo su
región ecuatorial, que suele vivir veranitos de unos 20º C. Pero es tremendamente hostil por ventarrones permanentes de polvo que
impregna toda la superficie.
Esto lo fueron develando los viajeros celestiales terrícolas -léase sondas y satélites- que entre 1957 y el presente interrogan el
universo, entre ellos nuestro vecino marciano. Vale decir desde el primer
Estación Espacial.
Son pasos en la serie que precederá al trascendental vuelo a Marte. Los problemas a resolver en este trayecto son la adaptación humana
a la gravedad cero por largos períodos.
¿Qué tipo de alimentos consumirán los astronautas? ¿Cómo los afectará la radiación? ¿Qué tipo de quirófanos se usarán en el espacio?
¿Y cómo aprovechar recursos locales -por ejemplo si hubiera agua en Marte, como se presume-?
Y cada uno de esos aspectos también deben ser contemplados en el traje que llevarán los astronautas, explicó Pablo de León. Un traje
nada simple, al punto que se compone de seis capas.
Incluso se ha llegado a diseñar una especie de delantal que revistará los trajes espaciales, para evitar la contaminación,
especialmente el polvillo marciano que todo lo impregna.
El caso de la contaminación es altamente preocupante. Tanto para la integridad de los astronautas, como también por la preservación
ambiental de aquellos lugares adonde lleguen las misiones terricolas.
Un ejemplo: no obstante todas las prevenciones para enviar al espacio instrumentos estériles, una de las lentes fue traída a tierra y
al estudiarse su interior se comprobó que llevó escherichia coli.
La bacteria no solo voló al espacio y permaneció allí largo tiempo en abismales temperaturas de fuego y hielos, sino que sobrevivió
volviendo a Tierra con toda su morbilidad.
En Marte, un planeta que tiene un tercio de la gravedad terrestre, el traje de los astronautas es su piel en el espacio estelar y como
tal debe atender al intercambio de gases y líquidos del cuerpo humano.
Pablo de León está atento a cuanto de nuevo se crea en materia de telas, fibras, texturas, que den la seguridad y ductilidad que
requiere la vestimenta de los astronautas.
Entre esas telas hay algunas como las que se usan los bomberos o las fibras kevlar, empleadas en los chalecos antibala.
Para la aislación térmica de la cara, el casco lleva una pelicula de oro que recubre la fibra de carbono del visor.
Los materiales están dotados de componentes inteligentes, de modo que si el casco advierte hielo o mucha humedad lo corrige
inmediatamente.
Acaso la lejanía del día en que Pablo de León deba exhibir sus diseños, le permita trabajar todavía muy tranquilo.
De tanto en tanto hace algunos desfiles, en pasarelas que no tienen el glamour de Roma, París, New York o Buenos Aires.
Al contrario debe elegir alejados lugares, helados, ventosos, hostiles, para demostrar cuán dúctiles y llevaderos son sus trajes para
la próxima temporada estelar.