La pandemia trajo cambios de hábitos contundentes en los consumidores, principalmente a raíz de estrictas restricciones de movilidad Hubo …
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Escribe Manuel Sabariz
Santos*
La tecnología, desde los últimos 25 años, está avanzando en el mercado financiero de
forma imparable.
La aparición de los ATM (cajeros automáticos) y los POS (máquinas que autorizan las operaciones de tarjetas de crédito y débito en
línea) han permitido una gran inserción del dinero plástico, al tiempo que han reducido los costos operativos a las entidades
bancarias en forma notable.
Sin embargo todavía se tiene una gran deuda con los usuarios de estos servicios y es la seguridad.
Duplicación de tarjetas de crédito y débito son problemas comunes hoy en día y conspiran con una mayor penetración de esta operatoria.
Sin hablar del robo de identidades que suele dejar a los usuarios bancarios en problemas hasta de hacer peligrar su patrimonio.
Otro problema es el del mercado de Internet o comercio electrónico, mucha gente percibe que no son seguras las compras ?on-line? y
muchas veces tiene razón.
La tecnología utilizada para asegurar las transacciones se basa en un código que se registra en la banda magnética de las tarjetas, ya
sean de débito o crédito y a un PIN o clave numérica.
Las bandas magnéticas son fácilmente duplicables y el PIN muchas veces es visto cuando se lo ingresa al hacer las compras.
Con la sustitución de identidades el problema es más complejo, hace falta un DNI y otros documentos, todos apócrifos para poder
obtener una cuenta bancaria a nombre de otra persona.
Lo grave es que esta modalidad de sustituir identidades se ha extendido a toda entidad que da crédito, como supermercados, tiendas de
electrodomésticos, etc.
Sin embargo el mercado con más potencial de crecimiento que es el comercio electrónico es el más golpeado con esta metodología. La
gente siente que no es seguro y que corre demasiados riesgos si ingresa sus datos en un sitio para comprar algo.
Si vemos el informe ?Internet Crime Report? elaborado por la National White Collar Crime Center (NW3C) y por el Federal Boureau of
Investigation (FBI) del año 2006 (se puede ver en www.ic3.gov) las cifras son preocupantes.
Como se puede ver en la imagen que encabeza esta noa, el 39,4% de los totales de fraudes están en los montos que van de 100 a 1.000
dólares y de 1.000 a 5.000 son del 31%.
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