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Seguir leyendo //En 2013 tres estudiantes de diseño industrial de la Universidad de Buenos Aires (UBA) crearon Gluno, un dispositivo capaz de detectar gluten en las comidas. Lo que empezó como un proyecto para la facultad se convirtió en uno de los productos más esperados por la comunidad de celiacos en Argentina. Portinos entrevistó a Teresa Durati, una de las creadoras, para conocer la historia detrás de este innovadora idea que puede cambiar vidas.
Teresa, Jimena Mardones Buet y Pablo Héctor Méndez se conocieron mientras estudiaban diseño industrial en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA. En 2013, durante el último año de la carrera, la Fundación Gutenberg se acercó a una de sus cátedras con un desafío: Idear un dispositivo de salud usando electrónica impresa, una tecnología que permite imprimir circuitos eléctricos sobre materiales flexibles.
Después de tres meses de investigación junto a expertos, nació Gluno: “A pesar de que no tenemos familiares o amigos con celiaquía, nos pareció que la tecnología de electrónica impresa podía ayudar mucho a quienes padecen la enfermedad”, comentó en exclusiva a Portinos la bahiense Teresa Durati (26).
La Enfermedad Celíaca (EC) es le intolerancia permanente al gluten, proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y la avena (TACC). Según el Ministerio de Salud 1 de cada 100 argentinos la padecen. El paciente celiaco debe respetar una dieta estricta libre de gluten para evitar problemas intestinales.
Gluno es un dispositivo práctico. Es una simple hoja de papel con el tamaño de una cuchara de té y paletas descartables con electrodos y anticuerpos que pueden detectar gluten al instante. La reacción química se produce una sola vez, por lo que las paletas deben ser removidas cada vez que se realiza un análisis.
“Queríamos crear un producto que no sea ajeno a la persona, que no se vea ridículo y que se integre a al momento de salir a comer. Buscamos que sea amigable y que el usuario se sienta bien usándolo en lugares públicos”, explico Duttari.
Muchos platos aptos para celiacos sufren contaminación cruzada cuando entran en contacto con productos o superficies con gluten. Un microgramo de esta sustancia puede activar una respuesta inmunológica negativa en las personas celíacas. Gluno puede detectar estas partículas chiquitas, invisibles para el ojo humano.
Único en su clase, no hay productos como Gluno en otros lugares del mundo. En 2008 la Universidad de Sevilla desarrolló tiras analíticas capaces de detectar gluten tóxico en alimentos, pero el proyecto no tuvo demasiado vuelo. Lo mismo sucedió con un detector de gluten para bolsillo creado por estudiantes del Instituto Tecnológico de Massacusetts (MIT).
En 2014, el equipo se presentó en INNOVAR en la categoría de producto innovador. No ganaron pero su participación generó el eco necesario para llamar la atención de distintos medios como Télam y Canal 7. Con el reconocimiento llegaron ofertas de financiación de diferentes sectores.
“Estamos súper felices. Lo hicimos como un proyecto de la facultad y ahora vemos que es algo que la gente quiere mucho y que le solucionaría un montón de problemas. Al no tener a nadie cercano con celiaquía, no conocíamos la reacción que podía generar”, reconoció Teresa.
Tras la publicación en Telám aparecieron muchos actores que los jóvenes no sabían cómo manejar. El miedo al robo. El miedo a que su producto sea patentado por un laboratorio grande sin el reconocimiento que corresponde. “Cuando haces un trabajo para la facultad no pensas que va a ser una realidad comercial. A veces llegas al prototipo pero no te imaginas este tipo de repercursión.”
Actualmente el equipo está patentando su creación mientras trabaja con el sector químico de un laboratorio nacional para mejorar la precisión de las plaquetas. La intención es que Gluno salga a la venta en 2015. Esperan que pueda ser subsidiado por un plan del Estado, porque “lo ideal es que todos pueden tener uno y que no sea solo para la gente que tiene mucha plata. Desde la producción, queremos que sea lo más económico posible, no un producto de lujo.”
En 2012 la Legislatura Porteña sancionó la Ley Para Celiacos (Nº 3373) que, entre otras cosas, establece que todos los restaurantes tienen que presentar un menú apto para celiacos. Por otro lado, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) lanza periódicamente un listado de alimentos libres de gluten (ALG). A pesar de estas facilidades, la dieta de los pacientes con celiaquía sigue siendo limitada y cara.
Para Dutari la comunidad de celiacos siempre tiene que estar luchando porque suele ser ignorada por los grandes laboratorios. “Creo que una de las cosas que más les gustó de Gluno fue que alguien los tuvo en cuenta y les brindo una solución antes de que ellos la planteen.”
Teresa reconoce que su motivación es por sobretodo ayudar a las personas: “Nunca tuvimos un interés comercial con Gluno. Como diseñadores lo que más te importa es que tu producto funcione, sea reconocido y que sirva para algo. Te da mucha satisfacción saber que esto puede mejorar y facilitar la vida a los celiacos.”
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