Fin del 2020 cercano muchos en el mundo están ahora ajustando sus planes de compras, viajes y vacaciones, debido …
Seguir leyendo //Un grupo de personas se pasea con un cartel, buscando a quien quiera o desee hablar. Los escuchadores prestan su oído, rescatando una práctica casi extinta: escuchar sin opinar, sin pedir nada a cambio y sin límites de tiempo. Maria Elena Villa Abrille, psicóloga y sexóloga, impulsa esta propuesta en las tardes calurosas de Buenos Aires.
Los escuchadores nacieron en Japón a principios del 2000. Se ubicaban en lugares populosos, con dos sillas, una mesa y un cartel que simplemente decía “Te escucho”. Muchos no eran psicólogos ni especialistas, pero tenían la voluntad de prestar su oído por tiempo indefinido.
En épocas donde las comunicaciones orales son escasas y la tecnología ha invadido las relaciones vinculares, rompen el molde.
La propuesta de María Elena, se concretó en enero de 2015 con ESCUCHADORES, un proyecto que realizó junto a Cesar Bandin Ron, poeta y artista plástico.
Al principio se reunían en bares porteños, en un horario determinado, con un cartel sobre la mesa. Las comensales, sorprendidos, preguntaban qué era y comenzaban a hablar sobre sus historias familiares, actividades deportivas, infancias…
“En algunas oportunidades pudimos observar que regresaban y se hacían pequeños grupos donde compartíamos una amena charla”, comenta María Elena.
“Paralelamente y en forma personal yo concurrí en algunas oportunidades a la plaza de Recoleta, en los alrededores de la feria. A la gente le llamaba mucho la atención el cartel, me preguntaban si me dedicaba a ser escuchadora, a lo que respondía que era psicóloga y trabajaba de lunes a viernes en mis actividades privadas. Causaba gran sorpresa y me decían cosas como ¿Escucha todo el día y viene a escuchar gratis? Me felicitaban y me comentaban que es una realidad que la gente está muy sola y no tiene con quien hablar”, agrega.
Este año, la propuesta se renueva bajo el lema de “Escucharte”. Además de María Elena, el equipo se compone por Andrea Lopez de Mora (counselor y orientadora en sexualidad), Silvia Espósito (psicóloga) y María Alejandra Costa Escasany (asistente terapéutica y payamédica). Especialistas ligadas al arte, la creatividad y el juego.
Por el momento, la actividad se limita al verano porque todas las integrantes del equipo tienen una vida profesional muy activa durante el año. Hoy pueden dedicar tiempo al proyecto y con el tiempo verán cómo continuar, para compensar la necesidad de escucha.
“En las personas que comentan historias se observa gran necesidad de compartir sus experiencias, que trasciendan a ellos mismos. Les gusta hablar de seres queridos o de su propia vida, por lo general situaciones placenteras que las reviven con alegría y emoción. A veces se descargan emocionalmente y hasta expresan algo nunca dicho”, confiesa María Elena.
“La gente joven no necesita hablar, porque mantienen otros códigos, las redes han copado todo. La característica común de las personas que nos hablan, es que tienen más de 60 años. En muchos casos, no tienen hijos o vienen de otros países”, aclara.
En referencia a los horarios y puntos de encuentro, dice que “esto es muy libre lo anunciamos por redes. Justamente como es un tema de incomunicación, lo interesante es aparecer no programar, sino jugar con la sorpresa, con lo inesperado.”
Para le especialista, este proyecto es un aprendizaje que cambia las reglas del juego: “No hay duda que unos de los males de nuestra época es la falta de escucha, eso lo observamos en todos los niveles, No es fácil escuchar, siempre estamos prestos a dar la respuesta justa, Escuchar lo que se dice escuchar, son pocas las personas que pueden hacerlo.”
María Elena remarca que vencer prejuicios y preconceptos también forma parte del desafío, ya que muchas personas preguntan cosas como: ¿Escuchas todo el día y ahora un fin de semana lo haces en las plazas y gratis?.
“Es interesante también tener en cuenta el inconsciente colectivo que circula sobre el tema y sobre nosotras las escuchadoras. Algunos piensan que no tenemos otra cosa mejor que hacer. Nada más lejos de ello. Creo que es la paradoja o contracara del mundo en que vivimos, que aún muy ocupados, se puede hacer algo por el otro sin esperar nada a cambio. Es inusual, pero posible”, reflexiona.
A diferencia de lugares como hospitales o geriátricos, donde las historias suelen repetirse, en la calle se vive la adrenalina que genera lo inesperado. Existe el valor de la sorpresa, el asombro y la posibilidad de volver con el cartel sin haber hablado con nadie. María Elena lo vive como un gran espectáculo.
En su blog profesional encontrarás más información sobre esta propuesta y su trabajo.
Fin del 2020 cercano muchos en el mundo están ahora ajustando sus planes de compras, viajes y vacaciones, debido …
Seguir leyendo //A más de veinte días del inicio de la cuarentena las imágenes satelitales analizadas en un monitoreo de Greenpeace …
Seguir leyendo //¿Te gustaría saber qué pasa cuando doscientas personas se suman a una iniciativa de inteligencia compartida? La colaboración desinteresada …
Seguir leyendo //La Solidaridad toma la forma de máscaras 3D, termómetros que se enlazan vía IoT y software preventivo que hace …
Seguir leyendo //