Una empresa que dió sus primeros pasos en la
incubadora de BAITEC
Javier Otaegui inició en 1996 un emprendimiento que hoy tiene entidad mundial
bajo el nombre de Sabarasa Enterteinment y produce juegos electrónicos para compañías como Nintendo, HBO y bajo la propia marca.
Para que esto ocurriera recibió los cuidados de la nodriza Baitec, un organismo del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que sirve
como incubadora de empresas tecnológicas.
Javier Otaegui, de 25 años, ingeniero informático, egresado del Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA) produjo su primer juego en
1996.
Lo denominó Malvinas 2032 y algún memorioso quizá lo registre por haberlo adquirido en las góndolas de Musimundo. Era un juego de
estrategia militar que corría sobre sistema operativo Windows 95. Fue una experiencia piloto, dice Javier Otaegui.
El encuentro con Baitec se produjo en 2002. Un año
antes tomaron contacto con Prueve, entidad que en una serie de presentaciones incrementales, acercó a Sabarasa Enterteinment, a esta
posibilidad de recibir incubación -es decir apoyo, guía, recursos y un lugar físico por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires-.
Fue incremental -explica Javier- porque expusimos nuestra idea inicial en un documento de dos hojas. Luego debimos explayarnos en unas
diez carillas y la tercera etapa fue toda una documentación muy fundamentada, con planes de negocios y otras proyecciones. Pero en eso
fuimos permantemente asistidos.
En 2002 fueron declarados ganadores del derecho a contar con los beneficios de incubación que proporciona Baitec. La idea planteó
hacer un juego para consola Nintendo -Game Boy Advanced-. Y hacerlo con excelencia de calidad y a costos argentinos; vale decir:
comparativamente menores a los del mercado mundial.
Ese 2002 fue un buen año porque también los contrató una empresa de EEUU para desarrollar un juego de ajedrez. “Cuando se proyecta
desarrollar juegos importantes -dice JO- uno sobrevive trabajando para afuera. Entretanto uno hace el tipo de juegos deseados, aquellos que difunden lo nuestro hacia
afuera.”
Y eso es lo que, entre otros aderezos, tiene Mazes of fate, una suerte de laberintos del destino que hace por estos días su debut
mundial. Mazes of fate remite a mitologías autóctonas, con tributos a grandes escritores argentinos. Son guiños -dice JO- que impulsan
al jugador a mediar, a tomar decisiones entre partes. El juego tiene más de cien personajes interactivos, por los cuales el jugadores
debe tomar decisiones.
“Nuestro juego tiene muchos componentes que desarrollamos durante dos años de trabajo un equipo de 15 personas. Particularmente me
gustan los juegos que incitan a pensar, los juegos de estrategia, los juegos no violentos. Y soy de la idea de que, a medida que
avanza la tecnología, se pueden contar cosas culturalmente importantes y muy metidos con todo lo joven… los argentinos tenemos mucho
para dar en esa línea.”
“Hace poco -acota JO- la compañía Evoluxion terminó un juego de fútbol que se vende ya en varios países. Y, en la caja dice: este
juego está hecho en la Argentina, un país donde el fútbol corre por las venas de la gente. Y eso es parte de nuestra cultura y tenemos
la ocasión de mostrarlo al mundo del modo más atractivo y con alta calidad. Se está formando en la Argentina un importante sector de
desarrollo de juegos electrónicos. Hay cerca de 40 pequeñas compañías o grupos de trabajo haciendo cosas…”
“Los videojuegos -añade JO- forman parte de la industria cultural y, en países como Francia, el Estado reflexionó una década atrás
que, si no se la fomentaba cada vez serían más los jóvenes jugando programas de EEUU o Japón, vale decir extranjeros. Decidieron
entonces promover compañías francesas, subsidiaron sus desarrollos y tienen marcas mundiales como UbiSoft y Atari. Muy al contrario de
la Argentina donde se los demoniza… Debiéramos comprender -prosigue JO- que la industria de los videojuegos emplea a mucha gente,
desde desarrolladores a escritores, pasando por técnicos de decenas de campos”.
En EEUU -comenta luego- la edad promedio de los videojugadores es de 29 años. Y un número cada vez más creciente es atraído por los
videojuegos. “Creo que los videojuegos son muy valiosos para transmitir valores culturales, generar emociones, desarrollar el
pensamiento lateral y otras cualidades de atención no solo lúdicas. Y este es un campo ideal para la capacidad y creatividad de los
desarrolladores argentinos, que son reconocidamente muy buenos”.
Javier Otaegui señala que uno de los flancos débiles de la industria de los videojuegos está en la piratería. Particularmente, en este
caso, ese peligro no los asecha porque, por tratarse de un juego para Nintendo Game Boy Advanced, la aplicación va empaquetada en un
cartucho.
El desarrollo de Mazes of fate demandó unos $ 100.000, que provinieron en un 30% de subsidios de Baitec / Prueve y el 70% de la
inversión personal de Javier Otaegui. Sabarasa está próxima a dejar la incubadora y mudarse a su propio hogar y JO traza este balance:
“hemos estado muy cómodos aquí. Contamos con todo el apoyo desde que llegamos, en el 2003. Somos la primera camada y podemos asegurar
que Baitec tiene muchas facilidades para brindar cuando hay un proyecto importante. Por su lado, Prueve da espacio físico, servicios
como Internet, asesoramiento, secretaria para recepción de llamadas. Este es el tipo de iniciativa que necesita nuestra industria,
nuestra cultura y nuestra sociedad”.