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Seguir leyendo //Paola Bustamente, bioquímica mendocina de 33 años, creó un software que reconoce la tristeza en la voz. El programa fue pensado para que lo usen los psicólogos y les ayude a diagnosticar de forma precoz casos de depresión. La idea nació mientras formaba parte de un grupo de investigación en el que evaluaba a niños con autismo.
El proceso empieza al tomar una señal de voz a través de un micrófono; al digitalizarla y cargarla en un programa, “yo ahí voy incorporando algoritmos nuevos que lo que hacen es categorizar parámetros de voz”, contó la profesional a Télam.
“Estadísticos, temporales, de frecuencia, prosódicos (que tienen que ver con la cadencia de la voz): se extraen varios parámetros y se clasifica en una red neuronal (un tipo de procesamiento de información de la Inteligencia Artificial). Se entrena la base de datos de muestras conocidas por esa red neuronal, con mis parámetros, y los utilizo para comparar la nueva señal de voz”, explicó.
Para “entrenar” esa red, Paola usó alrededor de 200 muestras de voz que obtuvo de universidades o descargó de Internet, con lo que generó una base de datos de un tamaño indicado, ya que “para este tipo de procesamiento hay que entrenar la red con una cantidad estadísticamente confiable”.
“Recién después hago la extracción de características y recién después se introduce el voz nueva”, continuó la bioquímica, que dedicó aproximadamente un año de trabajo a este desarrollo que fue presentado en 2015 como su tema de tesis en Ingeniería y desarrollado junto con su directora y codirectora.
“De esta tesis se desencadenaron varios temas, aparte del reconocimiento de tristeza. La idea es continuarlo, pero se me complicó seguirlo con mis directoras”, relató Bustamante, y señaló que “algunas de las cosas que no pudimos hacer es probarlo con una cantidad significativa de pacientes, más allá de las pruebas que hicimos, que dieron resultados muy buenos”.
El proyecto aún en estado de prototipo, porque según señaló a Télam “le falta la etapa del post-procesamiento, pruebas y controles”. Sin embargo, en sus mediciones ya arrojó un 96% de efectividad.
La joven contó que “de este software salió el reconocimiento de cuatro emociones, pero nos centramos en tristeza porque tiene que ver con la parte ‘Bio’ de mi carrera. Inclusive hicimos uno que detecta estados parecidos a la tristeza, de baja energía, como aburrimiento”.
Según contó a Télam, el objetivo no es cobrarlo ni sacar algún tipo de rédito económico: “Para mí tiene que ser una contribución a la sociedad, no pago. Porque la Universidad es gratuita, el resto de la población contribuye a que vos te formes, por eso debería ser una contribución”.
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