El abrazo de las redes sociales

Con frecuencia me vuelve la imagen que Margaret Mead describe de su permanencia en Samoa[1], cuando una madre sale a preguntar a su vecina por qué, siendo la hora del atardecer, su niño no llora ¿acaso está enfermo? ¿precisas que te ayude?

Son a la vez escenas de mi niñez y adolescencia en el conurbano y seguramente las de muchos congéneres para quienes el mate en la vereda, era una refirmación de la solidaridad y el equilibrio social cotidiano. Hoy la ronda del mate también está en Internet.

Acaso porque la voz que acompaña y la mano que ayuda parecen surgir más seguras y más amplias desde Internet. Aquellos primeros vínculos de la red social están ahora facilitados y potenciados por las innovaciones, porque como bien lo expresó Analía Remedi –gerente de HP- en un reciente foro femenino en el Complejo La Plaza: “las tecnologías son hoy como megáfonos que permiten expresarnos más allá del boca a boca”.

Y eso es una mujer con su netbook ligada a Facebook y chateando con otra madre del jardín de su niña. Creo que también asi se consolida lo social y surge otra herramienta que libera el género; tema muy remarcado en este mes de la mujer. Y no solamente al género, sino a la especie.

Se afirma que Facebook tiene ya 800 millones de miembros y hay quienes lo comparan con un país virtual, que en número sigue a estados tan numerosos como China y la India.

A diario decenas de organizaciones se suman al fenómeno de las redes sociales y cada una hace un aporte creativo demostrando cuánto de nuevo y de bueno puede surgir del uso de las innovaciones tecnológicas.

Algunas empresas, como Motorola, hasta crean teléfonos especiales para redes sociales. Aunque se trata de un campo, en el que –según escuché días atrás de labios de ejecutivos de Microsoft- “cuando vamos a una reunión con corporaciones, nos cuidamos de hablar de redes sociales. A los empresarios no les atrae mucho y en cambio les cae bien hablar de “redes de conocimiento” (sic)”. La pregunta es: ¿puede pararse esta explosión?

Como el mismo ejecutivo acotó: ¿alguien podría creer medio siglo atrás que habría un teléfono en cada escritorio? Pues lo hay. Las TICs al tiempo que cambiaban el mundo, generaban “aplicaciones matadoras” de equipos y culturas socialmente imperantes.

¿Quién imaginaba 20 años atrás que cada uno tendría su correo electrónico? ¿quién su celular? Y si los sistemas de mensajería eran una plaga perseguida en las corporaciones por la pérdida de tiempo de sus empleados, amén de la fuga de “secretos”, quién no apreciaría cuánto ha cambiado todo en la última década.

Son cambios que confirman aquello que Herbert Marcuse señaló en 1947 cuando apreció que la fortaleza del capitalismo (versus el socialismo) está en su capacidad de apoyarse en sus contradicciones, en aquello que lo amenaza, precisamente.

Lotus (luego absorbida por IBM) lanzó hace una década el concepto de aprovechamiento de las redes sociales dentro de las empresas. Lo hizo justamente a través del concepto de administrar el conocimiento (knowledge management), el que tenían sus empleados y que se deseaba estuviera en el repositorio de la red corporativa, como para contar con ellos más allá de si la persona estuviera o no dentro de la empresa.

Conéctate con CA dice la empresa de software y da la serie de páginas a las cuales es posible vincularse y, curiosamente, la encabeza su CA Social Media Page, seguida de sus CA Newsletters; y de los CA Press Releases más los CA Podcasts.

Aunque no se busque eso, las redes sociales están creando un fenómeno de democratización imparable. Por más que los intentos de siempre de imperar en toda nueva corriente se sucedan, el proceso está disparado y cada vez más gente saca partido.

Los medios tradicionales –pienso en los grandes diarios, radios y canales de TV- ya no pueden tseguir la corriente de cuanto ocurre. Optan inteligentemente por incorporar entonces a sus redes cuanto está allí precisando expresarse. Si pretenden ocultar algo son desafiados por el uso que la gente hace los nuevos medios -léase Twitter, Facebook, Flickers, etc-.

El mundo se enteró del terremoto de Chile  a través de Twitter antes que por los medios. Eso son las redes sociales, esto que nuestros contemporáneos están creando día a día.

El economista Jeremy Rifkin, en su nuevo libro La Civilización Empática, señala que la evolución humana no se explica tan sólo por el dominio de los recursos, sino también por el incremento de la empatía entre los seres humanos en ámbitos cada vez más complejos.