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Seguir leyendo //En el marco del reciente Summit Online Américas, AWS realizó una sesión para explicar cómo cuantificar, entre otras variables, el ahorro que implica pasar de un sistema on premises a cloud. Por Mauricio Muñoz, gerente senior de Arquitectos de Soluciones de Amazon Web Services.
Amazon Web Services lleva 14 años migrando clientes desde sus sistemas on premises hacia la nube. Y, a lo largo de este tiempo, se fue encontrando con una pregunta como denominador común por parte de las empresas en la instancia previa a tomar la decisión de hacer la transición: ¿cuál es el valor que se puede esperar percibir?
Con este contexto, AWS decidió en 2018 dar inicio a Cloud Value Benchmark, un análisis enfocado en obtener métricas de negocio en base a la experiencia de más de 1500 clientes con al menos un año de trabajo en la nube. Con el objetivo de mantener la confidencialidad, el estudio fue realizado a través de una empresa de consultoría y el proceso se desarrolló mediante entrevistas telefónicas y online, y tuvo otra particularidad: no solo fueron entrevistadas personas de TI, sino también ejecutivos a cargo de áreas de negocios. La conclusión principal que arrojó el estudio es que el valor de AWS va más allá del ahorro en costos de infraestructura.
A la hora de tomar la decisión de migrar a la nube, muchos clientes buscan tener una confirmación analítica o simplemente saber qué es lo que pueden esperar. Y esta es la respuesta que vienen a dar las métricas que surgen del Cloud Value Benchmark. Con el análisis nos dimos cuenta de que el cálculo del valor viene de cuatro categorías: ahorro de costos, productividad, resiliencia operacional y agilidad empresarial.
Ahorro de costos
Este es el pilar que más interesa al área financiera. Un caso modelo para reflejar el ahorro es Live Nation, uno de nuestros clientes de entretenimiento, que antes de migrar a la nube estimó un ahorro del 18% y que, luego de un año, alcanzó un 40% de reducción. Ahora bien, ¿de dónde vienen estos números? Ni más ni menos que del cambio en la forma de gastar en recursos de TI. Para poder definir cuál va a ser el costo en TI en un formato tradicional, una empresa debe calcular ciertos gastos fijos en base a una posible demanda, que suele no ser exacta.
Porque cuando llega la demanda real, existen algunos puntos en los que la infraestructura puede estar sobredimensionada, y otros en los que la demanda real sobrepasa la capacidad. Ambos casos implican una pérdida de dinero, e inclusive una pérdida de oportunidad. En AWS no existe ese predimensionamiento porque la nube tiene elasticidad y la infraestructura va creciendo con la demanda.
No solo hay que mirar el costo inicial sino el TCO (costo total de propiedad). Existen análisis que muestran que el costo inicial es un 28.5% de la inversión, y el resto son adicionales que pueden ser hasta 3.5 veces más caros que la infraestructura del inicio. A raíz del estudio de benchmark entendimos que nuestros clientes redujeron en un 19% el gasto total de su infraestructura.
Pero como la infraestructura es dinámica, porque las empresas van teniendo más clientes, fuimos a analizar el valor determinado por cada usuario. Y al observar este detalle vimos que esta reducción es en líneas generales del 27.4%, mientras que, en el caso de aplicaciones masivas con más de mil usuarios, la reducción es del 42%.
Productividad
Este segundo pilar se refiere a los beneficios por el hecho de ahorrar tiempo. ¿Cómo se calcula? Comparando las tareas que se desarrollan on premise con las que efectúa la nube. En un estado tradicional el tiempo de las personas es gastado en tareas que no son diferenciadoras. A medida que un cliente se va yendo a la nube, esa cantidad de tareas no diferenciadoras se reduce, y va quedando más tiempo para pensar en cómo mejorar la aplicación y la experiencia de los clientes, sean internos o externos y esta disminución de tareas no diferenciadoras abre paso a la innovación.
Dentro del área de TI existen diferentes tipos de funciones: administradores de red, de almacenamiento, de servidores. Si tomamos como ejemplo los administradores de servidores, vemos que este puesto tiene siete tipos de funciones diferentes. Entre ellas, por ejemplo, el tiempo destinado para coordinar funciones de reparación del hardware.
En la nube este tiempo es cero, es decir que la reducción es del 100%; un ejemplo es el tiempo que insume la instalación de sistemas operativos y actualizaciones. Esta variable disminuye dramáticamente porque en la nube todo es automatizado. Inclusive en un momento, a medida que se aumenta la madurez, es posible llegar a modelos en los que no es necesario cuidar de servidores. Tiempo que se vuelve disponible para que estos colaboradores puedan usar para tareas que generan valor dentro del negocio.
Resiliencia operacional
Este pilar se refiere tanto al beneficio que se obtiene de mejorar la postura de seguridad y contar con una mayor tolerancia a fallos, como a la escalabilidad, esto es: que cuando una empresa tiene más clientes puede crecer, y cuando tiene menos, reducir.
Una forma de monetizar este pilar es pensar en cuánto cuesta un incidente. En líneas generales, segundo un análisis de Ponemon Institute, un incidente de baja criticidad cuesta 55 mil dólares, uno de media criticidad 474 mil y uno de alta criticidad más de 1 millón. Para muchos clientes no es algo confortable hablar de estos valores.
Por eso, desde otro punto de vista podemos pensar en los impactos que tiene una caída del sistema para una empresa. Que son financieros: cuánto se deja de recibir y cuál es el costo de reparación (hardware, repuestos, etc.), también productivos y, por último, multas, pérdidas de contratos, clientes, imagen de marca, etc. En tanto, otro beneficio de la nube es la reducción de downtime.
Agilidad empresarial
El último pilar está relacionado con los beneficios que surgen como consecuencia de aumentar la innovación de cara a los clientes finales. La innovación no es exclusivamente tecnológica, sino que tiene que ver con la cultura. El cambio es positivo y la equivocación también lo es, siempre y cuando la experimentación no sea cara.
El costo y la velocidad de experimentación que ofrece AWS es el diferencial porque hace posible subir los ambientes y, si funcionan, escalarlos, mientras que, si no funcionan, bajarlos inmediatamente y dejarlos de pagar. Esto contribuye a que los equipos pequeños puedan innovar rápidamente.
Este análisis que AWS desarrolló gracias a la participación de nuestros clientes sirve para ponerle métricas y volver tangible tanto el ahorro económico que implica migrar desde un sistema on premises a la nube, así como los valores percibidos que impactan en otras áreas del negocio, más allá de la financiera.
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