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La columna política De Domingo a Domingo, de Hugo
Grimaldi*
El perceptible clic que produjo en formas y
contenidos Néstor Kirchner durante la semana que pasó genera por ahora más tela para el análisis y la especulación que certezas de
estar frente a un proceder que habrá de mantenerse en el tiempo. La personalidad del Presidente es demasiado intrincada como para
tener alguna seguridad en este último sentido.
Para certificar lo que se supone haya sido un viraje en el modo de ser presidencial, vale consignar una serie de episodios que
sucedieron encadenados durante los últimos días. En primer término, la inédita decisión de Kirchner de dialogar abiertamente con la
prensa y luego, las definiciones de política económica que realizó el Presidente sobre una suerte de camino intermedio entre
congelamiento y ortodoxia, para atacar la inflación.
También llamó la atención el perfil bajo que utilizó en esta ocasión el Gobierno para hacer los anuncios por temas bilaterales con
Brasil y Venezuela, sin las grandilocuencias que solían tener otrora los globos echados a volar, luego pinchados irremediablemente por
la realidad.
Algún exceso de verborragia se notó en Julio de Vido por el gasoducto Caracas-Buenos Aires, pero inmediatamente se llamó a
silencio. Esta vez no hubo foto con Hugo Chávez frente a un ridículo mapa y sólo los mercados se permitieron inflar casi 15 por ciento
en dos días la acción de Tenaris, probable proveedor de los caños.
En materia económica, nadie quiso pavonearse, por ejemplo, con la posibilidad de que los brasileños acepten a rajatabla el pedido
argentino que hizo Roberto Lavagna hace más de un año, de poner ciertas salvaguardas sobre rubros que, ingresados en exceso, compiten
contra la producción local. Para curarse en salud, el Gobierno dejó negociando al secretario de Industria y prefirió esperar hasta que
todo esté firmado, ya que con Brasil nunca se sabe y menos aún en un año eleccionario.
Pero lo más relevante de la lista de sucesos que dejan la sensación de cierto cambio de rumbo fue la catarata de hechos proactivos
que se dieron en los últimos días en materia de política exterior, sobre todo para marcar la presencia argentina en el nuevo tablero
sudamericano, tras el triunfo de Michelle Bachelet en Chile, tras la visita de Evo Morales a la Casa Rosada y en medio del grave
conflicto con Uruguay por las papeleras.
En este cambio de actitud muchos observan por detrás, la experimentada mano del nuevo canciller, Jorge Taiana, un hombre que, al
revés que Rafael Bielsa, quien tenía más para aprender que para enseñar en la materia, trabaja en línea con su función de asesorar a
Kirchner en asuntos internacionales, tras muchos años de haber transitado los pasillos de la Cancillería.
Vengativos diplomáticos de Itamaraty se regodeaban el jueves en Brasilia ante algunos periodistas locales de haber encontrado en
Taiana un interlocutor profesional, más a su estilo. ?Bielsa comía bronce?, decían jocosamente, en alusión a una estatua, para
criticar el personalismo del anterior canciller.
Tampoco puede desdeñarse en la enumeración de los hechos que marcan esta mayor decisión de Kirchner de involucrarse en la
problemática regional sin estridencias, pero de modo efectivo, es que justamente unos días antes de haberse iniciado este proceso pasó
por Buenos Aires para verlo el subsecretario para Asuntos Hemisféricos de los EE.UU, Thomas Shannon.
Sugestivas declaraciones posteriores de este funcionario del Departamento de Estado explicaron que, sobre todo Brasil, pero también
la Argentina, son hoy los garantes del equilibrio que requieren los Estados Unidos en la región para suplir su manifiesta desatención,
enfocada hacia otros lugares del mundo. De paso, Shannon -tirando años de la doctrina opuesta por la ventana, seguramente para aceitar
el acercamiento- justificó el ?populismo? vernáculo, como un mal necesario a soportar, antes que padecer la falta de gobernabilidad.
En este punto, habría que saber si Kirchner tomó debida nota de que la política de inserción internacional de la Argentina en
relación a América latina es apenas el punto de partida para organizar una política mucho más global, que tenga su base no sólo en las
oportunidades que brinda el país, a partir de su ya definido esquema económico, sino también en las seguridades que necesitan los
inversores de todo el mundo, incluido los argentinos, para jugar aquí su capital.
Las dudas se presentan porque hoy, no estar integrado al mundo es sinónimo de retroceso y, lamentablemente, en esta materia se han
perdido dos años y medio preciosos. Algunos analistas creen que, tras haber padecido los episodios de la hiperinflación de los 80 y
del hiperendeudamiento de los 90, déficit fiscal mediante, si no se corrige el rumbo a tiempo, la Argentina podría avanzar cada vez
más rápidamente hacia una situación de hiperaislacionismo frente a los países que verdaderamente pesan, estado terminal que la haría
estallar nuevamente. En este aspecto, el radicalismo sostiene que a Kirchner se le hace muy difícil entenderse con gobiernos donde las
afinidades ideológicas no cuadran, como ocurre ahora en casi toda la región.
Igualmente, una eventual vocación integradora necesita, por un lado, ser complementada con reformas de fondo que expliciten las
reglas y las apuntalen en el tiempo y, por otro, requiere desactivar algunos proyectos -como el del Consejo de la Magistratura- que
generan dudas sobre la vocación democrática del Gobierno.
Aunque el superávit resulte un gran mérito, ya que se va convirtiendo poco a poco en algo estructural, y sea un importante
reaseguro, sin una efectiva inserción internacional el país estaría siendo condenado a no ser receptor de las inversiones que necesita
para crecer y para darle batalla al fenómeno inflacionario, preocupación central del Presidente.
Al respecto, durante la semana se presentará con cierto show el eventual congelamiento de unos 500 productos que asegurarían, en
la letra, un tranquilo horizonte en los índices, a un año vista. Sin embargo, no todo es oro lo que reluce, ya que muchas de esas
cartas de intención serán revisadas periódicamente y así quedó explicitado en las mismas ya que, por mayores costos, los precios
podrían modificarse en cualquier momento antes del año.
Aquí habrá que ver, entre marzo y junio, cómo se renegocian los múltiples convenios colectivos que vencen en esas fechas y cómo se
verifican las apretadas sindicales para lograr posicionarse y cobrar ciertos apoyos previos, aunque desde el Gobierno se haya premiado
a los gremios con más manejo de fondos para las Obras Sociales.
El caso Uruguay tiene entidad por si mismo, no sólo por la pelea por la instalación de las plantas de pasta celulósica sobre el
límite fluvial, sino también por el pedido que hizo a través de la prensa el gobierno de Tabaré Vázquez a los socios del Mercosur para
sentarse a negociar mano a mano con los Estados Unidos un Tratado de Libre Comercio. Ambas cuestiones no pueden ser tratadas sin
relacionarlas.
?Sería atroz si no los dejamos?, dijo Kirchner en un gesto destinado a bajarle los decibeles a la otra cuestión, donde Uruguay
opinó con dureza sobre la pasividad argentina en materia de cortes de rutas. Si bien aún no se sabe si Brasil está del todo de acuerdo
con la flexibilidad que parece mostrar la Argentina, ya que los protocolos del Mercosur no permiten que nadie se corte solo, el
Presidente sabe ?tal como se lo advierte la Cancillería- que el tema de las papeleras viene mal.
Por eso, decidió poner la situación bajo un paraguas técnico, un esquema que la Argentina debería haber adoptado desde el primer
día. ?Es una cuestión de medio ambiente?, minimizó Kirchner para decir que si no hay contaminación, la Argentina debería bajar su
pretensión de impedir la construcción, que hoy ha puesto a todo el Uruguay en línea con su gobierno.
De allí que esta semana, el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti deberá viajar a Buenos Aires para reunirse con el presidente
Kirchner. Este le sugerirá que baje el tono prepotente y, sobre todo, que elabore un Plan B que le permita salir airoso a él y al
gobierno nacional si los informes técnicos, como se cree, resultan finalmente adversos a la postura entrerriana y haya que aceptarlos.
__________________________________
* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al 22 de enero.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.
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