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La Columna Política, de Domingo a Domingo, de Hugo
Grimaldi
En el permanente tironeo entre la solución de coyuntura y el
horizonte, el Presidente Néstor Kirchner se revela a cada instante como un impredecible jugador de ajedrez. Nunca le deja saber al
contrincante si se trata de estrategia o de falta de maestría. Tres episodios ocurridos durante la semana que pasó marcan, como
ejemplo, el tono bien diferente en los tiempos de cada una de sus movidas.
En primera instancia, Néstor Kirchner dejó decantar, quizás más allá de lo conveniente, el conflicto con el Uruguay y recién avanzó
ahora hacia un principio de solución que podía haberse planteado hace un par de meses. Podría hablarse aquí de reacción tardía, con
corrección apropiada del rumbo, tras la pérdida de algunas piezas, pero el mano a mano trasandino, destinado a congelar el conflicto
hasta que haya una solución técnica, con el ?amigo? Tabaré Vázquez -también responsable de tanta morosidad- siempre pareció el camino
más adecuado.
En este punto, el interrogante pasa por saber si el Presidente habría seguido el mismo temperamento de humilde acercamiento -tal como
lo manifestó en el Congreso cuando hizo el llamamiento al presidente del Uruguay- con un colega de signo ideológico diferente a su
modo de entender la conducción del Estado.
Aunque en esta ocasión deba tragarse el sapo de pedir en conjunto el levantamiento de los cortes, un método de movilización que nunca
quiso desactivar, y además correr el riesgo de que algún ultra gualeguaychense le diga que ?no?, Kirchner actuó como se espera que
actúen los estadistas.
Como número dos, y en materia política, el Presidente se mostró dueño de una repentización admirable cuando armó en el aire, y en unas
horas apenas, una jugada de control de poder en la Capital Federal que lo deja mucho mejor posicionado en el distrito para afrontar
las elecciones de 2007, tras la salida de Aníbal Ibarra, desplazado por el mecanismo constitucional de la Capital Federal y eyectado
del gobierno comunal por su propia ineptitud para construir política.
La afición al marketing que siempre evidenció Ibarra le sirvió sólo para encandilar y nunca para convencer a los ciudadanos y le
atrajo la atención de cierta prensa que hasta último momento trabajó para difundir sus peregrinas ideas sobre un traído de los pelos
?golpe institucional?.
Pues bien, quedó más que claro que apenas fue destituído el periodismo miró ostensiblemente para otro lado y nadie en la Ciudad, ni
siquiera uno de los 40 mil asistentes a la Plaza de apoyo que se armó la semana anterior, salió a defender su triste final. Si hasta
el prestigio de Julio César Strassera se llevó Ibarra con él.
En medio de este pandemonium, y en el distrito más esquivo para el oficialismo, Kirchner imaginó la construcción de un candidato
propio, peronista él, como nunca antes había tenido la Jefatura de Gobierno porteña, que permitiera amalgamar el apoyo de las dos alas
que tiene cerca suyo en la disputa por el manejo de la Ciudad. Así, mientras el ?albertismo pejotista? más tradicional de Alberto
Fernández y el ?pingüinismo frentevictorista? del tándem Carlos Zannini-Julio De Vido desnudaban su interna y hacían humo mientras
Ibarra era deglutido por la Legislatura, el Presidente pergeñaba su plan.
En la coyuntura, la figura de Jorge Telerman le cayó como anillo al dedo, pero la jugada es que intentará mantenerla y engordarla
hasta las próximas elecciones. En esta tarea, Kirchner se volvió a mostrar como un experto armador de estructuras y la novedad de su
proceder más habitual fue que en esta ocasión parece estar apostando a dos años vista.
Por último, en lo económico, el Presidente no fue ni estadista ni prevcisor. En la cuestión de las carnes probalmente se dejó llevar
por su raigambre peronista, tan recostada hacia el mercado interno, y se embarró mal en una decisión de cortísimo plazo como fue la de
prohibir el grueso de las exportaciones por 180 días, para frenar la escalada de los precios internos, escalada que ?de seguir- podía
deteriorar gravemente el Indice de marzo y calar en las expectativas.
Pese a propósito tan altruísta, los daños colaterales de la jugada fueron demasiado grandes. Desde el deterioro institucional, porque
se trata de una nueva ruptura de las reglas de juego, hasta la posibilidad de hacer peligrar muchas fuentes de trabajo y demoler
mercados de exportación, daños que podrían ser irremontables no sólo en el sector cárnico, sino en otras áreas de la producción tan
necesitadas de inversiones.
Navegar por la página web del Instituto Argentino de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) resulta patético. Da la impresión de estar
transitando por un viejo pueblo que se detuvo en el tiempo. No por el atraso de algunas informaciones, sino porque ya no se le vé
sentido que alguien desee actualizarlas. Sólo faltan las matas de pasto rodando en la soledad.
Si bien el propósito de la Ley 25.507 que creó el Instituto es el de promover tanto el consumo local de carne vacuna, cuanto el de las
exportaciones cárnicas para alinear así a los productores (campo), frigoríficos (industria) y al Estado en una tarea común, lo más
relevante para que tenga sentido una entidad como el IPCVA es su tarea en pro de la exportación, habida cuenta de que el mix de hoy
en día es 80/85 por ciento de la faena destinada al consumo interno y 15/20 pct para las ventas al exterior.
Detrás de las acciones comerciales efectuadas en Chile, Hong Kong, en la Feria de Moscú 2005, China o el Reino Unido hay un gran
cuadro de exportaciones, frenado en abril del año pasado, donde se observa el aumento de mercados conquistados, de tonelaje y de
divisas que ingresaron al país, que durante todo 2005 totalizaron unos U$S 1.400 millones, con su correlato fiscal de aportes por
retenciones. Pues bien, con la prohibición el Fisco también sufrirá su propio daño, ya que se perderá de recaudar durante este año
unos 350 millones de pesos, que bien podrían haber servido para subsidiar los cortes más populares del consumo interno, sin afectar
las ventas al exterior.
Tampoco resulta grato recorrer www.argentinebeef.org.ar con una ?Exporter?s Guide? (Guía de Exportadores, con la nómina completa de
frigoríficos y productores) de empresas dispuestas a venderle carne al mundo, con recetas para mejor preparar las carnes argentinas y
hasta con consejos para la nutrición de los deportistas. Detrás de todas estas acciones de marketing, de las que participó el Estado,
ya que en el Consejo Directivo del IPCVA hay un representante de la secretarìa de Agricultura y Ganadería, aparecen hoy, como
contrapartida, las empresas, pero a la luz de sus nuevos padecimientos.
Un frigorífico santafesino, especializado en el abastecimiento de carne kosher a Israel, deberá cerrar sus puertas si pierde casi a su
único cliente, al que le costó muchos años convencer por motivos religiosos, tras adoptar procesos especiales que incluyeran el mínimo
dolor para la matanza de animales y el descarte de aquellos que no son los mejores.
Otro establecimiento de Santa Fe estuvo trabajando hasta mediados de la semana pasada en Barcelona, intentando convencer a futuros
compradores sobre la calidad y la seriedad de su empresa, hasta que el jueves los vendedores debieron pegar la vuelta, colorados de
vergüenza, porque ya no tenían más que ofrecer.
Ambas historias, y unas cuantas más seguramente, tampoco deben haber sido ponderadas debidamente por la Casa Rosada al tomar la
resolución que, entre paréntesis, volvió a golpear a Felisa Miceli quien había dicho horas antes en Feriagro, entre gente del campo,
que no se esperaban novedades al respecto, en el mismo momento en que el Presidente señalaba en un discurso en Avellaneda que iba a
ser drástico al respecto.
Hay alrededor de toda esta cuestión otro flanco para no desatender, que es el futuro del secretario de Agricultura, Miguel Campos, al
que la gente de la cadena cárnica poco quiere, ya que productores e industriales señalan haberle hecho llegar alternativas para
evitarse este mal trago, una especie de autoregulación en diferentes cortes populares, que nunca habría llegado a manos decisorias,
dicen.
Campos está mal visto por el sector desde el momento en que su actitud de negar de modo risueño promesas que había efectuado en
relación a las retenciones, hizo que los productores tacharan la firma que habían puesto en un convenio hacía minutos, nada menos que
ante el presidente de la Nación.
Mientras tanto, la interna gubernamental también metió la cola en la cuestión, ya que Campos quedó recostado bajo el ala de Alberto
Fernández, mientras su segundo, Javier de Urquiza responde a Julio de Vido, en línea con la puja política capitalina. Ahora, el
secretario, investigado por la asignación de la cuota Hilton, y conocedor de las dificultades para mantenerse en su cargo, le ha dicho
a los jueces que se siente ?víctima? de una campaña política en su contra.
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* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al 12 de marzo de 2006.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.
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