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Seguir leyendo //Por primera vez, una empresa no financiera tendrá su propia red de cajeros automáticos. Existen ya 8 cajeros de Red Hasar en funcionamiento: 3 de ellos en los aeropuertos de Puerto Iguazú, Tucumán y Salta; y los 5 restantes en locales comerciales de Moreno, La Tablada y Mercedes. El plan de la compañía es cerrar 2019 con entre 45 y 50 cajeros en funcionamiento y unos 200 para fines de 2020.
Según datos del Banco Central, en la Argentina existen unos 20.000 cajeros automáticos. De acuerdo a la autoridad monetaria la penetración, es decir el número de aparatos ATM (siglas en inglés de Automated Teller Machine, es decir, cajero automático) por cantidad de habitantes, es menor a la de los países vecinos.
En la Argentina existen 5 puntos de acceso cada 10 mil habitantes. En Brasil la relación es más del doble y estamos debajo de México también. Ese déficit es un aspecto clave cuando se analizan los problemas de bancarización que afectan a los argentinos, con todas las consecuencias que eso supone en materia de seguridad e inclusión financiera.
El dato no pasó desapercibido para el Grupo Hasar, firma local conocida por su tradición e historia en el desarrollo de software y hardware que acaba de lanzar su propia red de cajeros automáticos no bancarios, la primera impulsada por una empresa no financiera.
En los cajeros de Red Hasar se pueden realizar operaciones como extracción de dinero, consulta de saldo y adelanto de efectivo con tarjeta de crédito, La idea, sin embargo, es que en un futuro se puedan realizar también transferencias, depósitos y pago de impuestos, entre otras operaciones.
Mediante acuerdos con los comercios, los cajeros de Red Hasar pueden instalarse en una tienda, una estación de servicio, una cochera, un hotel, un supermercado o en un restaurante.
Los comercios son los responsables de la recarga de los billetes en el cajero, que se alimenta del flujo constante de dinero de la operatoria del negocio. Al siguiente día hábil, Red Hasar repone al comercio la cantidad equivalente de dinero que retiró la gente del cajero instalado en el local, mediante una acreditación en su cuenta.
De esta dinámica se deducen los principales beneficios que percibe el comercio con la instalación de los cajeros: por un lado, hay un ahorro en el movimiento de caudales y, a su vez, una mejora en el clearing del comercio, ya que el esquema habitual es tener un retiro de dinero dos veces por semana y Red Hasar, en cambio, acredita en la cuenta del comercio el día hábil siguiente.
El usuario de cajeros también se beneficia. Por un lado, contará con más oferta de terminales, para realizar sus transacciones, sin que esto esté atado a la presencia de una entidad bancaria. Por el otro, tiene la posibilidad de retirar efectivo mientras esté abierto el local donde se encuentre el cajero.
La compañía aporta una red propia de cajeros y garantiza la transaccionalidad con la red bancaria. Sus cajeros pueden cobrar por extracción, pero hacerlo o no es una decisión que dependerá del modelo contractual que se establezca con el comercio adherido.
Los acuerdos de los comercios con Red Hasar son a medida. Red Hasar puede vender o dar en comodato el cajero. Instalar un cajero cuesta entre 7 u 8 mil dólares.
Esta modalidad interesa a los bancos porque, Red Hasar les permite ampliar sus puntos de contacto con los clientes, que tienen más posibilidades de operar con sus tarjetas, a distintos horarios, en sus lugares habituales de circulación y consumo.
“Vimos la necesidad de ampliar la red de cajeros por la baja cantidad de ATMs que exhibe el país. Se nos presenta, además, la posibilidad de llegar con un producto nuestro, por primera vez, al cliente final, algo que teníamos pendiente”
Ignacio Viar, director de operaciones de Red Hasar.
Según Viar, la idea de lanzar una red propia de cajeros surgió de otra manera, con otro objetivo que mutó en el camino:
“Al principio, empezamos a explorar la posibilidad de dar servicio, soporte y mantenimiento a redes de cajeros de otras empresas, pero en esa exploración descubrimos que sería todo un desafío ir más allá y lanzar nuestra propia red de cajeros. Encaramos con entusiasmo y energía la posibilidad de continuar invirtiendo en el país, una constante en nuestros 50 años de historia”.
Ignacio Viar, director de operaciones de Red Hasar.
Normativa vigente
El negocio de los cajeros automáticos sufrió profundos cambios a partir de una serie de normativas del Banco Central, un trasfondo que le da marco a la iniciativa que tomó el Grupo Hasar.
La primera fue en 2011, cuando la autoridad monetaria prohibió a las entidades financieras cobrar por extracciones de cuentas sueldo o previsionales (el 75% de la población bancarizada), por hasta el total del sueldo o haber percibido, incluso por retiros en cajeros de otras entidades, independientemente de las redes.
Esto desarmó el modelo de negocio de las primeras redes independientes de cajeros, que eran dueños de los equipos pero que funcionaban bajo redes bancarias de entidades financieras, que tienen vedado la posibilidad de cobro.
Otra disposición clave del BCRA fue en 2017, cuando permitió a, por ejemplo, supermercados, estaciones de servicio y otros locales comerciales que puedan tener sus propios cajeros automáticos e incluso poder recargarlos con billetes de su propia recaudación.
El BCRA estableció que los comercios, en tanto entidades no financieras, sí podrán cobrar cargos por el uso de esos cajeros, aunque los obligó a informar con precisión los costos al cliente en forma previa a la operación para permitirle eventualmente desistir de la misma si no está de acuerdo con dichos cargos. Las pantallas de los cajeros automáticos no pertenecientes a entidades financieras deben además exhibir una leyenda que diga: “Esta operación en una entidad financiera podría no tener costo”.
Al año siguiente hubo otra avance normativo clave, que profundizó la disposición anterior: a través de la Comunicación A 6483, el Central estableció específicamente que las entidades financieras, por sí mismas o a través de las redes que procesan los pagos, deberán interconectar los cajeros automáticos de empresas no financieras a las cuentas y tarjetas de débito de sus clientes.
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