En medio de elecciones y la crisis energética, Kirchner elige mirar para adelante

De Domingo a Domingo, la columna política de Hugo
Grimaldi*


Los dos discursos que pronunció Néstor
Kirchner el Día de la Bandera, en Rosario, han marcado, quizás por primera vez en cuatro años de gobierno, un interesante sesgo hacia
el futuro. En medio del deterioro de imagen al que está siendo sometido el Gobierno por sus fallas ante la crisis energética más
complicada de los últimos tiempos y de las campañas de dos elecciones que pueden golpear muy mal al oficialismo, no obstante el
Presidente se dio tiempo para hablar de lo debería esperarse de un eventual gobierno de la continuidad.

?El cambio recién comienza?, ha dicho Kirchner ese día frente al Monumento rosarino, en la frase que, por impactante, recogieron todos
los medios. ?Recién (ahora) entramos a visualizar la construcción de una Argentina estratégica?, añadió aún a riesgo de que se le
facturen algunas inacciones evidentes y que se las refrieguen por delante como fundamento de una mala gestión.

El Presidente siempre tiene a mano la metáfora del ?infierno? para explicar por qué tardó tanto tiempo en arrancar y estadísticas a la
mano para mostrar los progresos evidentes en media docena de ítems económicos y sociales, que muchos de sus detractores tildan aún de
insuficientes.

Pero en materia del futuro, cuando habló en la Bolsa de Comercio rosarina, fue aún más explícito: ?No tengo ninguna duda que en el
período 2007-2011 (los argentinos) van a poder discutir, debatir y construir definitivamente una Argentina donde el común denominador
sea encontrar los marcos estratégicos del perfil de país que queremos construir?, señaló.

Para el análisis político, todas estas manifestaciones se podrían resumir en dos puntos. En primer lugar, podría decirse que el
Presidente ha hecho una autocrítica a su estilo, algo inusual en un Gobierno al que poco le gusta poner en su propia cabeza las
responsabilidades de los desaciertos y que busca siempre afuera a los culpables de los problemas.

Segundo, que embarcado hasta el momento en construcciones políticas para capturar voluntades y espacios de poder, el Presidente parece
sugerir que desde diciembre, con pingüino o con pingüina, pueden venir otros tiempos de mayor horizonte y de armado de políticas de
Estado, con una nueva relación con la oposición que permita la construcción de consensos.

Se podría especular, inclusive, en que Kirchner ha aceptado los reparos de aquellos que siempre le dijeron que su gobierno endiosaba
el cortoplacismo y que le criticaban que, en toda ocasión, ha dejado para mañana las cuestiones que no le daban rédito político en lo
inmediato. Con un poco más de escepticismo podría pensarse que, tal como lo ha dicho Kirchner esto es así hoy en su mente, pero como
animal político que es, al Presidente también le cabe aquella frase que solía decir Perón, con un guiño cómplice: ?para ver de qué
pierna renguea un cojo, hay que verlo caminar?.

Otra especulación pasa por el momento en que eligió para dar a conocer estas directrices. O es producto de la debilidad que parecen
augurarle las encuestas en la Capital Federal y quizás en Tierra del Fuego y salió con este discurso para recuperar terreno con
promesas, mirando a octubre, o bien la ofensiva es producto de la necesidad de demostrarle a la gente de qué lado está todavía la
iniciativa.

Pero ni una ni otra razón podrá sacarle al Gobierno el gusto amargo que puede llegar a sentir en la boca el domingo por la noche
cuando las urnas se expresen, acíbar que no podrá ser mitigadoaunque el candidato oficial sume más de 40 por ciento de las voluntades
porteñas, lo que seguramente se festejará de la boca para afuera, o aún si el fueguino Hugo Cóccaro logra imponerse en el Sur a la
arista Fabiana Ríos.

Si esta hipótesis de máxima se llega a cumplir, el dato político es que el Gobierno habrá sido jaqueado por derecha y por izquierda,
pero casi con un mismo discurso, que alude primordialmente a cuestiones republicanas, a la necesidad de respetar los disensos, la
convivencia democrática y al abandono de prácticas clientelísticas que, se supone, este gobierno vino a erradicar en nombre de la
nueva política.

Esta interpretación le estaría dando alas al resto de la oposición, que encontraría nuevos bríos para encarar la campaña presidencial,
ya que estas elecciones estarían demostrando dos cosas: en primer lugar, que el Gobierno no es invencible y segundo que, con todos los
reparos del caso y aún sabiendo que son elecciones distritales, ciertos valores esenciales de la democracia parece que no siempre son
desplazados por el llamado ?voto plasma?.

Sobre la cuestión energética, que también ha puesto contra las cuerdas a la Administración, un día después de sus dos discursos
rosarinos, en el Salón del Automóvil y frente a industriales del sector, Kirchner no tuvo más remedio que admitir públicamente y a
regañadientes, por primera vez, alguna responsabilidad del Gobierno en la crisis (?tenemos problemas de provisión eléctrica, de
energía como dicen?). La mención no escandalizó a nadie, porque buena parte de los presentes, dueños de terminales y autopartistas, ya
estaban sufriendo el problema de modo creciente, así como las fábricas de casi todo el país.

El problema no es menor, no sólo en electricidad, sino también en gas, sobre todo porque la interrupción parcial de algunos procesos
contínuos provoca, en algunas industrias, pérdidas irreparables, que se traducen a la corta o a la larga en suspensiones, despidos,
menor calidad en los productos que logran salir de las líneas de producción o reemplazo de los faltantes por elementos importados y
eventuales aumentos de precios.

El mismo Presidente no deja de reseñar todas las inversiones que se están llevando a cabo en ambos rubros para atender las ?tensiones
del crecimiento?, aunque en su propia confesión se hacen presentes los fundamentos de las críticas que muchos le hacen a la gestión
energética, un área donde debe preverse todo con mucha anticipación, materia que, como se ha dicho, no ha sido de las preferidas del
Gobierno en estos cuatro años.

En todo caso, la imprevisión que podría achacársele a los funcionarios de Economía y de Planificación pasa por no haber sabido leer
por anticipado las cifras de la recuperación económica que tanto se promocionan oficialmente como magníficas (y lo son) cuando
aparecen publicadas por el INDEC. Más allá de los derroches de aquellos que podrían solventar una tarifa mejor, en detrimento de los
más pobres que tienen que pagar una garrafa 28 pesos para que les dure una semana, por ejemplo, la cuestión se torna de lógica
económica: cuando la demanda supera a la oferta o suben los precios o alguien paga el pato con restricciones.

?Ya se firmó sin objeciones la ampliación de los gasoductos Norte y Sur, años 2006/08, y estamos trabajando fuertemente con la nación
boliviana, con el pueblo boliviano, para poder licitar en los próximos 30 días el Gasoducto del Noreste que es muy importante, que le
va a aprovisionar a partir de 2009 en la Argentina cerca de 27 millones de metros cúbicos, más las usinas que se van a poner en
marcha?, explicó Kirchner. No hay que ser muy avispado para darse cuenta que ese mismo discurso tendría que haber sido pronunciado en
2004/05.

En relación a las usinas, el Presidente seguramente no se refirió a Atucha II (nuclear) que estará lista para 2010, sino a las dos
centrales de ciclo combinado que se están construyendo en Timbúes (Santa Fe) y Campana (Buenos Aires), a un costo inicial de 1.100
millones de dólares, más algunos aditivos que debieron utilizarse para acelerar la entrega.

Ambas centrales son financiadas parcialmente mediante un Fondo Específico creado en 2004, por el cual se le capitalizó acreencias a
las empresas generadoras de electricidad, quienes se hicieron socias obligadas del proyecto y constituyeron al efecto dos sociedades
para gerenciar las nuevas plantas. Siemens ha prometido desembarcar para agosto de este año las dos turbinas para Campana y ponerlas a
marchar, al menos para atender una parte del ciclo, en marzo de 2008.

La obra, licitada bajo el esquema de ?llave en mano?, comprende la construcción de la planta, una subestación eléctrica, una línea de
500 kilovatios y torres de refrigeración que necesitan agua tratada. Para reponer el agua consumida se construirá también una toma de
agua sobre el río Paraná y un acueducto de varios kilómetros de largo que conectará con las plantas. También comprende el tendido de
un gasoducto de 24 pulgadas, de 17 kilómetros de largo, que conectará la central con el sistema troncal operado por TGN.

Cómo hacer para llevarle el gas que escasea a estas dos nuevas centrales en tiempo y forma es uno de los grandes misterios que aún no
se han develado, pese a los anuncios. Es que existen en el caso Bolivia que también mencionó el Presidente, grandes dificultades
internas (ideológicas y de management) para destrabar las inversiones que deberían permitir sacar el gas que luego deberá llenar el
caño que se promete para 2009. ¿Y mientras tanto?

Ante el cuello de botella manifiesto que observa la Argentina en la situación, no es improbable que en la próxima Cumbre del Mercosur
que se hará en Asunción esta semana, Kirchner le pregunte al presidente Morales si no se debería plantear algún esquema donde se
contemple algún tipo de inversión argentina, porque sin ese gas las reservas -que hoy son de 8 años- se agotarán rápidamente.

Brasil está bastante enojado con Evo por cómo ha sido tratado Petrobras en Bolivia, pero también debería ser factor de presión junto
con la Argentina para impulsar un proceso de definiciones, sobre todo porque el boliviano no tendrá al lado a su protector, Hugo
Chavez, de gira por Rusia, aparentemente molesto porque Lula no le da el protagonismo que cree merecer y que Brasil no quiere
resignar.

* Por gentileza de Hugo E. Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su

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