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Seguir leyendo //Ecollect es un firma argentina que desarrolla máquinas de recupero de envases plásticos que otorgan premios por cada envase que reciben. Comenzaron en febrero de 2016 y ya estuvieron en eventos masivos como maratones o exhibiciones, con planes de llegar a los supermercados y las estaciones de subte. Hablamos con Victoria Martorell, co-fundadora de la iniciativa, para conocer cómo el proyecto propone repensar la forma en la que tratamos a la basura.
Una reciente encuesta del Centro de Estudios Nuevo Milenio en relación al reciclado en la Ciudad de Buenos Aires encendió alertas rojas: a pesar de que el 78% de los encuestados afirma conocer la importancia de separar la basura, el 63% dice que “no tiene la costumbre” y el 27% admite que no separa los residuos reciclables “por falta de ganas o tiempo”.
Frente a este desalentador panorama nacen propuestas como la de Ecollect, emprendimiento argentino que premia con remeras, vales o cupones de descuento (entre otras opciones) a aquellos que depositan envases de plástico o aluminio en sus máquinas que compactan y reducen los recipientes hasta en un 90% del tamaño original.
Actualmente el emprendimiento tiene 13 máquinas que se usan en eventos masivos de la Ciudad de Buenos Aires a pedido de marcas esponsoreantes, que además de contratar el servicio se encargan de decidir qué premio le darán los recicladores. Próximamente llegarán a los supermercados Walmart así como algunos shoppings, colegios y universidades. Otras provincias y países de la región, como Uruguay y México, también se interesaron por la propuesta.
Victoria Martorell fundó el proyecto hace un año junto a su cuñado Tomás Lanusse. A pesar de que vienen de diferentes ramas, ella es administradora de empresas, él es ingeniero, ambos coinciden en su interés por ayudar el medio ambiente. Esa semilla fue el puntapie inicial para comenzar a emprender.
– ¿Cómo y cuándo empieza tu interés por la ecología?
– Te diría que cuando terminé el colegio. Cuando empecé la facultad me hice una muy buena amiga que era súper ecologista. De a poquito con llamados de atención que ella me iba marcando, empecé a movilizarme y a darme cuenta que cada vez que iba un poco más allá veía que había atrás de lo que se hace con nuestra basura de todos los días. Así me empecé a interesar y a averiguar.
– ¿Cuál era su idea inicial?
– Tomás siempre fue el que trae las ideas. A raíz de varias charlas me dijo que tenía ganas de hacer una planta de reciclaje. Yo tenía un trabajo en relación de dependencia en marketing de turismo pero igual de todos los proyectos que él iba tirando al aire, este fue el que más me atrapó. Empezamos a darle forma desde lo verbal y después lo bajamos a la realidad con un plan de negocios para ver si era viable. No tardamos mucho en que se nos pinche la idea: todavía falta recuperar muchas más toneladas de basura para que una planta de reciclaje sea rentable.
– ¿Qué pasó después?
– Decidimos ir a la raíz del problema y ahí nos encontramos con gente que no es consciente de la realidad y muchos otros que les cuesta comprometerse porque les resulta complicado o no lo tienen incorporado en la rutina. Pensamos de qué manera podíamos reconocerlos por su esfuerzo y ahí fue que encontramos estas máquinas.
– ¿En qué partes del mundo ya existen?
– Están en varios países. En Europa existen en la mitad de los países y después hay en Estados Unidos, México, Colombia. Conceptualmente van a lo mismo, de premiar al que recicla. En la mecánica, todas tienen alguna diferencia.
– ¿Cuál es la diferencia de sus modelos?
– Nuestra primer disyuntiva fue si traerlas de afuera, que lo solucionas con un llamado por teléfono, o intentar de hacer acá la máquina que para nosotros era ideal. Queríamos darle un diferencial por el lado del marketing, para que las marcas sientan que la inversión que están haciendo les reditúa por el lado de imagen de marca.
– ¿Qué respuesta tuvo el público en las primeras interacciones?
– La respuesta fue increíble, algo que la verdad que nunca nos imaginamos. En el primer evento fuimos con una maquina con Sierra de los Padres como sponsor. Había una fila de ochenta personas, con chicos alrededor buscando botellas en el piso. El sólo hecho de la novedad sumado a que hay tecnología involucrada y encima la ayuda al medio ambiente, hace que la gente se involucre enseguida.
– ¿Cómo funciona la mecánica de los premios?
– Las marcas nos contactan y nosotros les damos opciones de modalidades. Cuando las máquinas están fijas en lugares que el usuario visita frecuentemente, como un colegio o los pasillos de un supermercado, sumas un punto por cada botella y al final las diez personas que más reciclaron se llevan un premio. En los eventos intentamos de que sean sorteos, en los que vos ponés la botella y el sistema te dice si ganaste o no.
– ¿Están preparando otros modelos?
– Queremos hacer una versión más completa que tenga otras características como la de separar el aluminio del PET en distintos contenedores. También nos gustaría sacar una versión que procese envases de Tetra y envases de detergente que no son cilíndricos. Lo bueno de hacer las maquinas acá es que nos da la flexibilidad de adaptarla a lo que el cliente necesita. Nuestro equipo de ingenieros crea las máquinas a pedido, para no producir de más y ser consistentes con la ecología.
– ¿Qué innovaciones les gustaría aplicar en el software?
– Nos gustaría que las máquinas tengan más inteligencia. Hoy por hoy, con el lector de código de barras, nosotros podemos brindar información específica de cuáles son los productos que ingresaron en la máquina y así medir por ejemplo una campaña de concientización, ver si los productos que ingresaron son de la marca contratante o de otra y sacar otro tipo de métricas que a las marcas les sirve.
– ¿Hablaron con el gobierno para insertarlas en espacios públicos?
– Estamos hablando con el Ministerio de Ambiente y Espacio Público para emplazarlas en la boca de los subtes. Hoy no tenemos ningún competidor acá en Argentina, con lo cual esperamos estar en el transporte público que es donde más llegada vamos a tener con los usuarios.
– ¿Qué objetivos tienen a largo plazo?
– Armar una red de terminales de recupero por todo el país. Lograr que la gente reconozca las máquinas y tengan el hábito de llevar las botellas a la máquina, y que eventualmente ese hábito los lleve a entender que esa botella no se tira porque no es un residuo desechable sino reciclable.
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