Kirchner y los costos de estar hasta en los minimos detalles

De Domingo a Domingo, la Columna Política de Hugo
Grimaldi*


Como le ocurre al motociclista, desde ahora para Néstor Kirchner
su carrocería es su propio cuerpo.

Con la sanción de las leyes de eventual revisión de los Decretos de Necesidad y Urgencia y la de reasignación de partidas
presupuestarias, el Presidente no sólo terminó de romper con el paradigma alberdiano de la división de poderes, sino que ha tomado el
alto riesgo de explicitar ante la sociedad que él es el único a quien ésta deberá cobrarle las facturas, si llega el tiempo de
pasárselas.

Si la alcanza, también Kirchner facturará sólo para sí la gloria, aunque este capítulo resulta común a todos los políticos con ansias
de llegar. Pero lo inédito de la jugada presidencial es que él mismo ha decidido cargarse sobre los hombros la responsabilidad de
responder por todo lo que ocurra en el Gobierno.

Lo que todo el mundo sabía hasta hace pocos días, y sus colaboradores más que nadie, en cuanto a la concentración de poder aún en los
detalles más minúsculos de la gestión, ahora ha quedado consagrado por Ley.

Con esta doble movida legislativa, que por suicidio colectivo lo ha dejado sin interlocutores para negociar desde el lado del
Congreso, tal como lo señaló en el recinto el diputado porteño Hugo Martini en memorable discurso, Kirchner pasará a la historia por
ser el más arriesgado de los presidentes desde la restauración democrática: ha quemado las naves, se colocó voluntariamente en el
centro del Universo y acaba de quedarse sin un solo fusible.

La historia reciente dice que a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa los degradó la economía, que tuvieron muchas dificultades en el
Congreso y que por eso padecieron quiebres institucionales. En cambio, Carlos Menem llegó al fin de su mandato, pero se inmoló con el
sueño de la re-reelección. Ni siquiera en su sibilina mente, el riojano podría haber imaginado por entonces una jugada como la actual.
Su desgaste político y económico -déficits y endeudamiento mediante- no le dejaba margen, hacia el final de una controvertida década.

En cambio, Néstor Kirchner eligió otro camino más peligroso para transitar, jugándose al todo o nada, aunque con algunos reaseguros.
Hoy, el Presidente recién está rodando su primer mandato, tiene estrella, billetera y mucha gente mirando hacia otras necesidades más
acuciantes, conjunción ideal para intentar la jugada sin provocar la ira de la sociedad. Al contrario, salvo en la ?clase media-alta
ilustrada de los grandes centros urbanos? (así se caracteriza a la oposición en las encuestas que manda a hacer el oficialismo) que se
opone y habla peyorativamente de ?la suma de poder público?, el resto de la población no está suficientemente informada o mira la
situación con beneplácito.

Pero como en el pecado está la penitencia, el Presidente acaba de sufrir un primer cimbronazo de esa falta de fusibles, a partir de su
abrupta salida de un acto oficial, aún no explicada de modo convincente, que generó en la gente desconcierto y temor. Es más que
lógico que, con más de 70 por ciento de aceptación y confianza, lo que permite que se consagre cómodamente este arriesgado
presidencialismo de tono paternalista, calificación esta última que además cuadra con las preferencias de la sociedad argentina desde
siempre, la gente haya tenido esa reacción, potenciada por los misterios propios del manejo que rodeó al episodio.

Lo peor de la historia fue que no pareció haber en el Gobierno un solo plan comunicacional de contingencia para atemperar el momento,
con funcionarios enojados, inclusive, cuando los periodistas preguntaron si se había tratado de un problema de salud. Tampoco se
escuchó en la Casa Rosada una sola campana sino que hubo superposición de voceros y algunos matices en las explicaciones, lo que
generó aún más versiones, algunas ridículas, sobre los verdaderos motivos del mutis presidencial.

Al fin, las especulaciones, el recelo y las consultas tuvieron un razonamiento lógico: si ahora hay un Presidente más importante que
las propias instituciones es bueno saber todo sobre él. Pero como Kirchner no habla, nadie habla. Salvando las distancias, es casi
como ocurre en la Cuba del enfermo Fidel Castro, pese a que en la isla se aducen ?razones de Estado? para no darle de comer ?al
enemigo?, pero aquí ni siquiera eso.

Varios escalones más abajo del Presidente, los funcionarios también protagonizaron una semana movida en materia de apuros
comunicacionales, sobre otros varios senderos de difícil tránsito que presenta la realidad del Gobierno: la relación con el mundo, la
energía y los precios, cuestiones en donde se dicen, a menudo, medias verdades. Se registraron, inclusive, larvados cruces entre
algunas dependencias oficiales, como en el caso del escape del Presidente, con más de una explicación para un mismo tema, lo que
complica aún más la interpretación de los hechos y la toma de decisiones.

Nada se dijo en el Palacio San Martín, por ejemplo, de las actitudes de Hugo Chávez, primero en Irán al presentarse como flamante
miembro del Mercosur y luego al retirar su embajador en Israel, tras la ?cara? que puso Néstor Kirchner en su nombre cuando en Olivos
lo reunió con las autoridades del Consejo Judío Mundial para intentar un acercamiento.

Tampoco nadie ensayó una explicación oficial cuando la cadena TeleSUR, en la que la Argentina tiene comprometido dinero, esfuerzo y
aire de Canal 7, emitió un reportaje al vicepresidente de buró político del Hezbollah, proclive a justificar actitudes políticas
internas de Venezuela. En tanto, Washington volvió a hacer saber su preocupación por el financiamiento que puede porvenir desde la
triple Frontera y se sabe que la Argentina está comprometida en desarmarlo.

En Planificación, tampoco las tuvieron todas consigo durante la semana, la más fría del año y la de mayor demanda eléctrica, tras
algunos cortes en la Capital Federal atribuidos a actos de sabotaje, sin que se haya sabido todavía si hay una investigación o una
denuncia al respecto: el cuello de botella energético, no aún la crisis, se planteó en toda su dimensión.

Lo cierto es que, tras algún silencio de radio inicial, se supo de las compras de electricidad a Brasil y a Uruguay y de la
adquisición de combustible a Rusia para las centrales eléctricas, huérfanas de gas, tal como le ocurrió durante la semana no solamente
a Chile, sino también a varias industrias que únicamente recibieron lo que venían consumiendo y ni un metro cúbico más. Todo un cóctel
de dramatismo que apenas se palió con rezos.

Por el lado de Economía, la aparición en escena de la secretaría de Defensa del Consumidor muestra que se está tratando de
complementar a Guillermo Moreno en la lucha contra la inflación, aunque desde Comercio se sospecha que hay intención de competir.
Hasta hubo uno, muy didáctico, nada difundido por los medios, a través del cual se le enseñaba a la gente a controlar sus expensas,
algo que hoy preocupa más que los alquileres, ya que sus aumentos mensuales exceden todas las lógicas de los índices.

Precísamente, en este rubro parecen haberse centrado las dificultades de convivencia. Moreno busca un camino de diálogo con las
partes, aunque no parece tener bien en claro con quien conversa, sobre todo por el lado de los inquilinos, mientras que Felisa Miceli
se presentó con el Administrador de la AFIP, Alberto Abad para organizar un sistema de registro de contratos que pueda servir para
desalentar indexaciones. Todo indica que Moreno ganaría esta partida, ya que la variante del control espantaría a quienes generan
renta por alquileres -y en el Gobierno hay muchos- y podría hacer desaparecer la oferta.

Sin embargo, Economía no dejó de meter baza sobre el excéntrico secretario y una fuente de la cartera dijo que en 2007 se relajarían
los controles que tanto predicamento le ha dado a Moreno en la superficie, pero que aún desde el Palacio de Hacienda se sabe que están
incubando males mayores. Por eso, sus autoridades cuentan ?off the record? que han bajado los gastos y que se controla la situación
monetaria día por día, ya que adicionalmente confían en los elementos más ortodoxos del manejo de los precios.

Por otro lado, como el Banco Central no puede mostrar que las tasas suben, ya que el Presidente está preocupado al respecto tanto como
por la cantidad de reservas (aunque no tanto por su calidad), por eso las bajó en la última toma de Lebac y Nobac. Pero, casi en
simultáneo, elevó indirectamente los encajes al impedir hacia el futuro que los bancos tomen como disponible el dinero que está en sus
cajas. Como esta situación le complica la vida a las entidades con más ventanillas, algunos banqueros afines le han hecho llegar su
queja al propio Néstor Kirchner quien, con su vocación centralizadora ahora ratificada por el Congreso, deberá dirimir ?como le ha
gustado siempre- hasta esos pequeños pleitos.

* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al domingo 13 de agosto de 2006.

Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.

admin
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