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Hace cien años nacía Walter Ciocca, autor de populares historietas que cautivaron por décadas a los lectores
Hace 100 años nacía Walter Ciocca, autor de la popular historieta “Lindor Covas, el Cimarrón”, protagonizada por un porteño devenido gaucho pampeano, mezcla de Martín Fierro y Don Quijote, e inspirador de personajes como Inodoro Pereyra
Lindor Covas, el Cimarrón fue la creación más difundida del dibujante y guionista Walter Ciocca, nacido en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1907, y la más querida por el público. La influencia de su familia –su padre era diseñador de calzado y su hermana profesora de Bellas Artes– lo guió hacia las artes y el dibujo y su inquietud personal por la tradición gauchesca lo llevó a visitar San Antonio de Areco, recorrer sus llanuras y conocer a su gente. La sinergia de estas dos vertientes forjó su carrera como historietista, desde la adaptación de libros famosos como Una excursión a los indios ranqueles, Hormiga Negra y Santos Vega, hasta el punto máximo de su obra creativa: la publicación, a partir de 1954 y durante casi tres décadas, de su última historieta integral, Lindor Covas, el Cimarrón.
Las aventuras de Lindor, un muchacho porteño al que su rebeldía llevó hacia el campo y lo convirtió en gaucho cimarrón, acompañaron a los lectores del vespertino La Razón durante todos esos años. El éxito alcanzado por la tira fue tan notable que muchísima gente comenzaba a leer el diario por la contratapa. La popularidad lograda, sumada a que se trataba de un diario de gran tirada, permite suponer que fue una de las historietas más leídas de la historia argentina. La tira llegó a publicarse en 24 diarios provinciales y en el Uruguay y de su repercusión dieron cuenta centenares de cartas y ahora e-mails de lectores de todo el país. Su lectura ha sido y es compartida por distintas generaciones. Aún hoy se sigue publicando en diferentes diarios con gran éxito. En 1963 algunas “series” se llevaron al cine en la película de Carlos Cores que lleva el nombre del personaje.
Lindor Covas protagonizó por décadas quizá la más famosa y perdurable de las tiras de raigambre gauchesca, tanto por su dinámico tratamiento como por la personalidad del personaje. En una entrevista que recogen Carlos Trillo y Guillermo Hudson en Historia de la Historieta Argentina, Walter Ciocca explicó: “Lo fui sacando de la realidad, de las lecturas de Benito Lynch, de Guillermo Hudson, de Sarmiento. He tenido que tejer infinidad de temas y argumentos, evitando siempre la violencia, la parte más negra de la vida de los gauchos con sus puñaladas que van y vienen. Posiblemente yo en algo falté a la verdad, pero Lindor no se parece a los gauchos malos de Gutiérrez ni tampoco al gaucho bravo de Hernández. Lindor es, guardando las distancias, un Quijote, un hombre bueno como los hay en la realidad”.
El personaje de Lindor apareció ubicado en plena época de Rosas como un joven travieso, hijo de una familia porteña de clase media, con un padre permisivo y un hermano oficial del ejército federal destacado en Martín García. Primero fue admirador de los unitarios, hasta que lo invitan a viajar a Montevideo para unirse a la flota anglo-francesa que bloquea el Río de la Plata. A partir de ese momento trata de traidores a los unitarios y se escapa. Sus andanzas lo llevan a recorrer desde la línea de fortines hasta los precarios pueblos fronterizos, cada vez más gaucho hasta olvidar por completo su faceta ciudadana.
“Un hombre invariablemente servicial, enemigo de cualquier injusticia, altivo, poco amigo de reírse y corajudo para el bien del prójimo”. Así definió su autor a Lindor Covas. La historieta se caracteriza por un lenguaje cinematográfico. Se constituye de “series” de aventuras y permite ser comprendida independientemente del momento en que se comience su lectura. El dibujo de Ciocca, con blancos y negros muy netos, adecuados para la impresión en papel de diario, le dan a la tira un clima de xilografía. El lenguaje está obligado a la síntesis por el propio espacio y, según su autor: “el criollo habla lo justo, es parco. Pero muestra un extraordinario poder de observación”. Igual que su autor, que caminaba la ciudad de Buenos Aires siempre acompañado por su block para dibujar bocetos instantáneos o documentarse en barrios como el de San Telmo. Desde chico Ciocca tuvo una profunda pasión por el dibujo y los bocetos, incluso desde muy joven solía realizar bocetos al natural de peleas de boxeo en el Luna Park, que publicaba en el diario Crítica.
Tan importante como el guión o el dibujo era para Ciocca la recreación de la arquitectura, la decoración, la moda de la época o el lugar en el que ubicaba a sus personajes y su lenguaje. Cada cuadro de la historieta representa, desde este punto de vista, un exhaustivo ejercicio de documentación previa, en la ciudad, en el campo, o en su muy completa biblioteca. Esto implicó para Ciocca hacer pensar y hablar a sus personajes como en aquellos tiempos históricos. Las reacciones, los gestos y las costumbres deben avejentarse con esa pátina que otorga el largo siglo transcurrido. Cualquier error era rápidamente detectado por sus devotos: “una vez se me escapó un pobre de vos totalmente fuera de época; al otro día la carta de un lector se indignaba por el descuido. Y también está el caso de aquél otro que sorprendió a Covas montando con el rebenque bajo el brazo y hacia atrás, como los jinetes de moderna escuela”.
Con Lindor Covas, el Cimarrón, Walter Ciocca alcanzó la esencia del gaucho en algunos de sus rasgos más profundos. Sin embargo no hay prácticamente tiras en las que muestre alguna amistad perdurable. Tiene relaciones ocasionales pero en el fondo es un cimarrón solitario. Esa falta de afectos hizo que en algún tiempo se le reprochara su falta de compromiso con las mujeres. Esta castidad por parte de Lindor hacia ellas llegó a tener tanta repercusión que incluso el inolvidable personaje de Fontanarrosa, Inodoro Pereyra, llegó a bromear al respecto comparando a Lindor con “El Sátiro Virgen”, un personaje de la revista Satiricon que nunca llegaba a concretar sus aventuras amorosas.
Aquella no fue la única referencia que el célebre personaje de Fontanarrosa hiciera del gaucho de Ciocca. En un reportaje a Inodoro Pereyra, le preguntaron “¿de qué personaje se siente amigo?” y el Renegáu respondió: “Güeno, a veces viene a matear conmigo el Lindor Covas, claro, le gusta el mate cimarrón, lógicamente.” En un dibujo que el artista rosarino le dedicó a Ciocca, Inodoro Pereyra hace nuevamente referencia a la relación de Lindor con las mujeres y Fontanarrosa escribe un mensaje reconociendo a Ciocca como su maestro y le agradece por su historieta y por comprender que una broma también puede significar un profundo acto de cariño. Fue entonces cuando Ciocca, en un cuadro como nunca se había visto en la historieta, dibujó al gaucho y a la tehuelche Pichipilú dándose un beso pirotécnico, potencialmente capaz de sellar una definitiva alianza entre pampas y huincas. Y ahí nomás Lindor quedó reivindicado, porque sus fanáticos nunca le pidieron más pruebas.
Para más información ingresar en www.lindorcovas.com.ar
Fuente: Minerbi/Silveira Comunicación Corporativa
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