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Nació el 29 de marzo de 1905 en Buenos Aires, ciudad donde murió el 14 de agosto de 1974.
Ejerció el periodismo. Participó en la redacción de Proa y colaboró en Martín Fierro. Realizó viajes por el interior del país y por
América, Europa y Oriente. El mismo registró sus innumerables viajes haciendo honor a su identidad con el nombre poético de Juancito
Caminador. Perteneció al comunismo hasta su muerte.
Su poesía mejor es la de sus comienzos. A ello parece regresar en sus últimos poemas luego del entusiasmo por la actualidad política y
social que resta fuerza a su canto.
Fue Juancito Caminador, el poeta andariego y amigo de las gentes quien dijo: “Traigo la palabra y el sueño, la realidad y el juego de
lo inconsciente, lo cual quiere decir que yo trabajo con toda la realidad”.
Obra poética: “El violín del diablo” (1926); “Miércoles de ceniza” (1928); “La calle del agujero en la media” (1930); “El otro lado de
la estrella” (1934); “Todos bailan” (poemas de Juancito Caminador) (1934); “La rosa blindada” (1936); “Ocho documentos de hoy” (1936),
“Las puertas del fuego” (1938); “La muerte en Madrid” (1939); “Canciones del tercer frente” (1941); “A nosotros la poesía” (1941);
“Las islas” (1941); “Caprichos de Juancito Caminador” (1941); “Himno de pólvora” (1943); “Primer Canto Argentino” (1945); “Hay alguien
que está esperando” (1952); “Todos los hombres del mundo son hermanos” (1954); “A la sombra de los barrios amados” (1957); “Demanda
contra el olvido” (1963); “Poemas para el atril de una pianola” (1965); “El rumbo de las islas perdidas” (1969); “El banco de la
plaza” (1977); “La luna con gatillo” (Selección, 1967); “Diálogo de un hombre con su tiempo” (Selección 1965); “Poesía de Raúl
González Tuñón” (Selección 1965).
Fue un poeta enorme como un siglo,la soledad de los barcos hundidos , la luna y el desamparo lo acompañaron donde fuera. La masacre
española lo marcó para siempre. Los niños asesinados por las hordas franquistas y el heroísmo de las Brigadas Internacionales dieron
formas a sus poemas mas vibrantes.
Elvio Romero decía que Tuñón era ?un poeta de ciudad?. Le cantó a la veleta, al organito,a las fábricas abandonadas, a la sombra de
los viejos tranvías, los cascos oxidados, a los hombres abandonados a la suerte del alcohol, la tragedia de una mudanza para un niño
…
Quiso otro destino para el hombre y ese destino forjó su luna con gatillo.No cabe duda que la ?muerte fue su último asombro?.
Cuando nuevas generaciones de poetas equivocan radicalmente su rumbo, sería bueno que aunque sea lo leyeran a escondidas. Tal vez
entenderían ?que todo en broma se toma/todo menos la canción?
© Francisco A. Chiroleu -2005
BUENOS AIRES, 1905-1974.
Poeta y periodista, comenzó a publicar sus primeros versos en revistas como “Proa” y “Martín Fierro”. Compartió con el grupo de
Florida los experimentos formales, y con el de Boedo la preocupación social, que con el tiempo fue acentuándose en su obra. Entre sus
libros se cuentan: “El violín del diablo” (1926), “Miércoles de ceniza” (1928), en los que se animan tipos y parajes suburbanos; “La
calle del agujero en la media” (1930), revelación poética de París, “Todos bailan”,” Poemas de Juancito Caminador” (ambos en 1934);
“La rosa blindada” (1936), poesía política, al que siguen otros del mismo carácter; “Primer canto argentino” (1945); “Todos los
hombres del mundo son hermanos” (1954); “A la sombra de los barrios amados” (1957) y “Demanda contra el olvido” (1963).
CON EL AGUJERO EN LA MEDIA
Durante los primeros meses de 1973, Horacio Salas charló largamente con Tuñón, grabó su historia de vida, de laburo, de viajes, de política, de poesía y de poetas.
El resultado fue un libro hermoso ?Conversaciones con Raúl González Tuñón? que salió en el ?75 y que el poeta, por unos meses nomás,
no llegó a ver publicado. Pero nosotros sí. También teníamos desde fines de los ?60 el disco en que decía sus poemas, laburo de Héctor
Yánover, alguien que antes y después ?como no hace tanto Pedro Orgambide? se ocupó de hacer leer y oír a Tuñón. Y todos pero todos
quedamos ?autores interlocutores y lectores oyentes? claramente tocados. Es que Tuñón no era ni es de ésos aparatosos que te sacan, ni
de los provocadores que te voltean, ni de los solemnes que te aleccionan. Tuñón es de los que te conmueven, te hacen moverte con él y
a partir de él.
Y es un gran poeta. De semejante intensidad que pudo sobrevivir tanto al ninguneo de los dueños ideológicos de la pelota cultural que
lo tachaban con negro, como a los dogmas de la disciplina partidaria que lo subrayaba mal y con rojo. Como el pasto que vuelve y
vuelve entre y pese a las junturas de los adoquines ?la imagen me lo asocia a Pugliese, con quien comparte un destino y entonación
comunes?, la poesía de Tuñón tiene algo de invencible y de verdadero.
Lo que vive de tantos poemas es, en principio, los climas, las atmósferas, los personajes y lugares clavados por versos llanos y
definitivos: ?Entonces comprendimos que la lluvia era hermosa? en el comienzo de Lluvia; la letanía de Los seis hermanos rápidos dedos
en el gatillo, o el detalle de Los ladrones que ?cuando la madre se les muere / le ponen luto a la guitarra?.
Y después las imágenes, mínimas escenas iluminadas y en foco, pero sin congelar, vivas para siempre. Me quedo con tres de ésas. Una,
el consabido consejo ?tenía diecisiete cuando escribió esto? al solitario paseante de la feria: ?El dolor mata, amigo, la vida es
dura,/ y ya que usted no tiene ni hogar ni esposa/ eche veinte centavos en la ranura/ si quiere ver la vida color de rosa?. Otra ?y
una de las más hermosas de la poesía argentina? es la de la bohemia en París a los 25, con la amiga en la buhardilla: ?Tú crees
todavía en la revolución/ y por el agujero que coses en tu media/ sale el sol y se llena todo el cuarto de sol?. Y la última, del ?41,
en plena guerra y con los nazis todavía con la tortilla de su lado y sartén en mano, es esta determinación alevosa: ?Subiré al cielo,/
le pondré un gatillo a la luna/ y desde arriba fusilaré al mundo,/ suavemente,/ para que esto cambie de una vez?.
Tuñón, que no pudo ver la Revolución pero creyó en ella, dejó muchos poemas hermosos y un libro extraordinario, La calle del agujero
en la media. Nunca fue derrotado.
© JUAN SASTURAIN -Publicado en Pagina 12 al cumplirse los 30 años de la muerte de Tuñón
fuente: Lexia
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