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Pero en oposición a esos argumentos y desde diversos puntos de la industria electrónica en la Argentina continental –léase Capital, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires- se dice: Ojo con eso y con todo lo que viene detrás, porque ni se favorecerá a Tierra del Fuego y además se destruirá al resto de la industria continental.
¿Por qué? Porque lo que sigue es el impuestazo que elevará un tercio los costos de equipos eléctricos y electrónicos, desde celulares a PC. Una medida que achicará las ventas y paulatinamente provocará el retraso en la rueda de actualización tecnológica de nuestra sociedad. Chile tiene impuestos mínimos y otro tanto Brasil. ¿Por qué los elevamos nosotros?
Entretanto, el reclamo sindical será una respuesta a la decisión del Gobierno Central de postergar hasta septiembre una prometida rebaja del 38,5% en los impuestos internos que pagan los productos eléctricos y electrónicos que se ensamblan en Tierra del Fuego.
Dicen que el reclamo laboral fueguino irá en aumento y habrá suficiente atención pública como para que el gobierno salga a calmarlo y se anuncie que serán preservadas las fuentes de trabajo y entonces sí que se consolidará nuestra ansiada industria nacional.
¿Cómo? Pues haciendo que el Parlamento apruebe el proyecto que envió el Gobierno por el que se suben los impuestos para equipos electrónicos –desde celulares a notebooks- elevándolos hasta un 21%. Y es justo dirán, porque como expresó la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner: se trata de “artículos suntuarios”.
Consecuencia: el gobierno recaudará más a nivel nacional, salvo en Tierra del Fuego, donde los afincados no pagan impuestos; pero como el volumen es menor y el objetivo es favorecer a la industria…
Pero los ensambladores continentales afirman que así solo beneficiará a unos pocos –entre ellas Radio Victoria (Hitachi), Philips, BGH y Newsan, que produce esencialmente para Frávega y Garbarino- y en cambio se atrasará la industria junto a un encarecimiento. Quienes alegan contra ello lo expresaron claramente el viernes 3 de julio en ocasión de un encuentro en que Intel Argentina distinguió a sus partners de primera línea: SIASA, SICSA, EXO, DGS y Banghó.
En ese encuentro, el responsable de canales Intel cono sur, el colombiano Santiago Cardona, citando datos de IDC expresó que el sector de ensambladores argentinos es ciertamente un entramado valioso: produjeron el 65% de las computadoras –notebooks y desktops- fabricados en lo que va del año en la Argentina.
Y por su lado, el gerente general de Intel para esta región, Esteban Galuzzi, dijo: no creemos que el desarrollo de la industria nacional sea a costa del consumidor. Así planteadas las cosas es favorecer algo para perjudicarnos a todos. Ante este estado de cosas estamos elaborando propuestas para elevar al gobierno, a legisladores y otros responsables, señalando que hay varias soluciones que se pueden desarrollar. Si se tuviera más flexibilidad ciertamente que se fomentaría a la industria nacional.
Por su lado, las empresas, nucleadas en AFARTE han contratado espacios en los programas de radio y TV de los columnistas más prestigiosos, porque se sabe que aparecer en ellos hace ganar la confianza de la ciudadanía.
El tema será planteado como una lucha por crear una industria nacional electrónica con localización en la isla Grande de Tierra del Fuego. Y quien quiera ser parte de esta industria debe mudarse allá.
En días previos a las elecciones el tema ocupó espacio y no pocos miraron hacia ambas orillas del conflicto, porque ambas alegan que todo es en pro de construir una industria electrónica nacional. Vaya si es para debate el tema, porque construir ese espacio ha tenido constantes idas y vueltas y los jugadores levantan el pulgar según sus intereses.
Sin ir tan lejos como el sueño de industrializar la Argentina y contar con un polo de desarrollo automotriz y también aeronáutico –que se construyó en Córdoba- y que otros argentinos se encargaron de desguazar. En la industria electrónica el tema es más complejo porque allí ambos sectores enfrentados hoy en la Argentina compran al mismo proveedor.
El mismo proveedor que suministra chips a unos y otros; el mismo proveedor de bancos de memoria; el mismo proveedor de placas madre y así de seguido. ¿Entonces por qué favorecer solo a Tierra del Fuego y desproteger al resto afincado en la Argentina continental? Desde este lado se dice que el número de personas empleadas supera al de Tierra del Fuego. Atento a que unos y otros no son meros números sino seres y sus familiares, más el ecosistema que se da en torno de cada uno, plantear la validez numérica no es humanamente aceptable. Unos y otros tienen derecho a existir.
Tampoco es fácilmente posible, como se dice desde Tierra del Fuego: quienes ensamblan en el continente puede venir y establecer aquí sus plantas. Sin pretender comparar peras con manzanas: ¿Cómo mudaría un productor agropecuario su campo a otra provincia? ¿A sus operarios? ¿A sus clientes? ¿La cadena de valor que construyó en el tiempo?
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