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Las urnas y no las encuestas están en camino de consagrar por sexta vez consecutiva como presidente de
La sociedad también tuvo su periplo, ya que dejó de lado, quizás para siempre, aquella inveterada costumbre de golpear en la puerta de los cuarteles y la reemplazó, en su momento, por el no menos duro “que se vayan todos”, dos formas muy similares y agraviantes para sí misma de no hacerse cargo de sus malas elecciones.
En tanto, desde lo práctico, la gente consintió amablemente durante todos estos años demasiados desvíos institucionales, sólo por mantener un aparente bienestar en sus bolsillos, mientras que, en paralelo, la falta de apego a las leyes se hacía un festín y debido a ello crecía a su alrededor, de modo demasiado peligroso, la deuda social y educativa, un cóctel que ha derivado en la falta de seguridad que vulnera su vida a diario.
Esta memoria colectiva, para algunos irremediablemente desquiciada y para otros marca de fábrica de los argentinos, es el lastre social con el que llegará cada uno de los ciudadanos a las mesas de votación. Pero también estará la memoria individual, aquella a la que el presidente de
En este aspecto, habrá un grupo de votantes que compararán la crisis de 2001/02 y el infierno que se vivía por entonces con las mejoras económicas y sociales que hoy seguramente ponderan por sobre toda otra cuestión. En este punto, las estadísticas que se comparan con lo peor de ese período negro no arrojan más que satisfacciones para el Gobierno, con algunos lunares no menores, aunque redimibles.
Los últimos discursos presidenciales han sido un rosario de números para abonar esta parte de la memoria. Así, el propio Kirchner detalló los avances de su gestión: crecimiento constante del PBI que suma 50 por ciento, con impulso determinante de la industria, especialmente en la automotriz con un salto de 90 mil a 540 mil autos por año; superávits fiscal y comercial, logrados ambos de modo casi inédito en la historia económica argentina; recaudación récord; recuperación del salario e incremento del mínimo de $
Pero, del otro lado, están quienes tienen consideraciones diferentes a las presidenciales, quienes piensan con la selectividad de su propia memoria que todo podría haberse hecho mucho mejor y el país despegado con mayor fuerza, de haberse encarado una política más abierta hacia el mundo, sin tantas dependencias ideológicas y dotada de mayor realismo. El punto crítico se hace fuerte sobre todo en materia de tratamiento de la deuda y las tarifas, lo que hoy ha hecho declinar peligrosamente la inversión y se ha traducido en el cierre de los mercados de deuda para la Argentina, salvo el venezolano.
También algunos observan que la situación fiscal consolidada de la Nación y las provincias se deterioró desde un superávit global de 3,7% del PBI en 2004 a un cierto equilibrio durante este año, mientras otros critican la menor competitividad, producto del aumento de los salarios (75%), en relación a las mejoras del tipo de cambio (10%).
En cuanto a la inflación, la memoria de estos otros ciudadanos, que también se nutre de los recuerdos colectivos de espanto que todos tienen hacia el fenómeno, parecería no hacer tanto hincapié en aspectos técnicos derivados del modelo de dólar alto, sino en los remedios que se buscaron para atenuarla (controles, listas, patoteadas de Guillermo Moreno), en la manipulación de los índices y, sobre todo, en las mentiras que se dijeron para esconderla.
A esta misma porción de la población también le importan sobremanera, y es capaz de recitarlos de memoria, los desvíos institucionales, desde el aniquilamiento de la confiabilidad del INDEC, que impacta decisívamente en las estadísticas de pobreza e indigencia, hasta los cambios en el Consejo de
Cuando el Presidente habla de la “buena memoria” parece que se mira en su propio espejo, en relación a algo que quedará como una característica distintiva de su gobierno: mucho pasado, mucha coyuntura y poca estrategia de mediano y largo plazo. En general, los ciudadanos no proceden como simples verificadores de lo que ocurrió, sino que además de hacerlo proyectan sus propias necesidades y remedios hacia adelante, algo que es parte de la evaluación de los candidatos.
Sobre el futuro, hay cierto consenso entre casi todos los que compiten en esta elección en que el presidente que se instale en
Un primer ajuste básico debería apuntar a reducir la velocidad de crecimiento del gasto público para ponerla por debajo del ritmo de aumento de la recaudación fiscal y restaurar así el superávit fiscal. También es probable que se avance hacia un ajuste progresivo de las tarifas de servicios públicos y también que se aceleren las negociaciones con el FMI y el Club de Paris, ambos cambios de enfoques para darle señales positivas a la inversión, el gran talón de Aquiles del gobierno que se va.
Además, los expertos recomiendan moderar la puja distributiva, situación que le pondría más leña al fuego de la inflación, aunque allí habría que ver como se acomodan las necesidades industriales de un mayor tipo de cambio con los reclamos de ajustes salariales. Probablemente, cualquier devaluación deberá ser compensada con más retenciones al sector agropecuario, lo que mejoraría el frente fiscal, mientras que la gran duda está en saber cómo reaccionará al respecto el sector sindical, si se conformará con la recomposición de la inflación pasada o si pedirá a cuenta de la que puede venir.
Con todo este bagaje de mixtura entre la evaluación del pasado y la visualización del futuro, una vez más los argentinos harán la cola frente a la urna. Memoriosos y desmemoriados, de un lado y del otro, dirán presente por fin en el cuarto oscuro, aunque las cifras sobre apatía estén marcando 30 por ciento de eventuales desencantados que no irían a votar. En este caso, pese a la caída de más de 10 puntos desde el
También, como ocurre siempre tras una elección, estarán los que buscarán excusas de todo tipo para desmerecer el triunfo del rival y los que apelarán a explicaciones retorcidas y a agravios gratuitos. Desde la acusación de extrema dependencia del poder político o de votar por ignorancia que ya hacen los opositores a los que votarán por el oficialismo, hasta la categorización de “gorilismo” que ya se escucha en esferas oficiales hacia los que votarán por la oposición. No saber perder, otra marca de fábrica que los argentinos tienen grabada a fuego.
Qué nadie festeje a cuenta, ya sea por llegar o porque no llegan los demás. Lo más sabio de
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La columna de Hugo Grimaldi contó con la siguiente introducción más intimista del analista político, pero más interesante ciertamente.
Hola y que tengan todos un buen domingo en democracia. Como habrán visto, hoy casi todas las columnas políticas surfearon para decir sin decir y para mezclar caracterìsticas del gobierno que se va en diciembre, con cosas que deberá hacer cualquiera que llegue. Algunas son excelentes, como la de Carlos Pagni en La Nación. La mía -y su título menos- no será la excepción, cosas de la veda. Hay algunos titulares de tapa de diarios del interior, magistrales al respecto: – La Nueva Provincia: "Argentina vota por la continuidad o el cambio"; – Río Negro: "Vota el país si prolonga o cambia la era K"; – La Voz del Interior: "Argentina elige el presidente del Bicentenario". Tambièn hay otros simplemente informativos, algunos interpretativos (- La Gaceta de Tucumán: "El kirchnerismo pugna por un triunfo rotundo y la oposición va por el ballotage") y otros extremadamente locales, con las elecciones para gobernador o intendente en primera plana. Pero hay uno que quedará para los anales del periodismo, no tanto por lo descolgado del caso frente a una elección nacional, sino porque fue impreso en San Luis en la portada de El Diario de la República, el matutino de los Rodríguez Saá. El título es: "Una mujer en coma: creen que recibió una paliza". ¿Las elecciones?, abajo y chiquito. ¿Si no se tienen fe?…
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También una recomendación de Hugo Grimaldi:
PD: no se olviden de hacerlo también hasta el 31 todos los días por Diana Mondino en www.lenovo.com/torch para que pueda viajar a Beijing y llevar la antorcha olímpica. Por favor, hagan el esfuerzo y voten porque el tercero (Brasil) y el cuarto (India) se le acercan. Ustedes saben que los argentinos somos menos pero, por supuesto, somos mucho mejores y si Diana pierde deberemos echarle la culpa a alguien.
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Por gentileza de Hugo E. Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su columna De Domingo a Domingo, correspondiente al domingo 28 de octubre de 2007.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.
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