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Encomendó
al famoso 4 la seguridad en el área
En un original enfoque de sus soluciones de seguridad, la empresa Symantec contrató al astro
Eber Ludueña. El anuncio se hizo este martes en un local de Recoleta (Buenos Aires), donde el antihéroe del futbol argentino divirtió
a un auditorio ávido de sus historias en el fútbol local e internacional.
El responsable de Symantec para la región, el ingeniero Claudio Avin, presentó a Eber. Fue en el marco de la exhibición de un nuevo
desarrollo antivirus y otros riesgos, una solución de hardware y software llamada Symantec Network Security 7100.
Así, el humor de Eber Ludueña puso una nota risueña a temas cada vez más serios como los de los ataques on line a la seguridad de
empresas, organizaciones y hogares.
En las anécdotas de vida de Eber Ludueña abundan episodios como éstos “… de casualidad, como todas las grandes cosas en la vida, se
presenta su oportunidad en el fútbol. Fue en el casamiento de la hija del entrenador del colegio, donde accidentalmente Eber conoce al
entonces técnico de Ferro. Fue accidentalmente, ya que sus autos chocan en el estacionamiento de la fiesta.
“De allí, bastaron semanas para que debute profesionalmente con la casaca de Ferro en 1973, cuando entro a los 86 minutos en reemplazo
de Gómez Voglino. Ahí jugó 6 partidos, tuvo 5 amarillas, 3 tarjetas rojas.
“Después, con 20 años cumplidos, fue a préstamo a Olimpo de Bahía Blanca, donde estuvo 2 años y fue siempre suplente. Desgastado por
esa situación, vuelve a Buenos Aires, y en un Registro de Propiedad del Automotor actualizando una deuda de patentes, conoce a
Pascutini, quien le propone llevarlo a jugar a Rosario Central, en agradecimiento a que Eber le cuidó su lugar en la cola.
“En este periodo de su vida, Eber fue relacionado con varias figuras del espectáculo, como por ejemplo Constanza Maral, Conni Vera o
Elena Sedova.
Al año siguiente va a jugar por el 20% a Desemparados de San Juan, donde patenta su jugada emblemática: “la pavota”. Jugó unos
partidos pero su gran esfuerzo no fue suficiente, ya que descendieron. Dolido por esa trágica situación abandona momentáneamente el
fútbol profesional y se dedica al negocio de la ropa deportiva abriendo un local de DiPorto junto a su amigo Marcelo Toscanelli. Al
tiempo se funde, y seguidamente hacen lo propio con un paddle, un video club y un parripollo.
“Pese a los fracasos comerciales, la fama le había llegado…”
Quienes estén más interesados en sus jocosos episodios de vida pueden visitar la web de Eber Ludueña
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