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Seguir leyendo //Escribe Silvia Martinica*
Quién no habla de poder en nuestra sociedad? Habitualmente en nuestro lenguaje
cotidiano, el tema del poder se asocia con la influencia social y política, la fama, las conexiones con otros poderosos, las
posesiones, la cantidad de gente que depende de uno.
El tema del poder está en todas estas cuestiones conducentes a la manipulación de otros a través de artilugios, presiones y algunas
veces degradaciones de índole moral, social o sexual.
La gente lo critica, le teme y en general también lo desea y se convierte por lo tanto en el depósito de toneladas de energía que lo
potencia y hace crecer.
Porque si vamos a hablar de poder, muchas son las personas que niegan el propio entregándoselo a otro, ya sea conciente o
inconcientemente. ¿Cuantos son los que no creen en su propia capacidad y entregan su poder a otros? Van detrás de gurúes, lideres
religiosos o políticos, siguiéndolos, endiosándolos, venerándolos. Sin pensar que todos estos poderosos no serian nada sin esta
valiosa entrega multitudinaria.
Es una palabra muy en usada en la época que nos toca vivir, pero también es inherente a la humanidad de todos los tiempos. El poder
ha provocado enfrentamientos, guerras, muerte, usurpaciones, acoso y una gran cantidad de horrores que la humanidad se ha acostumbrado
a aceptar a través de la historia.
Lo padecemos al mismo tiempo que lo glorificamos por eso la rueda nunca dejó de girar, porque nos encargamos de nutrirlo y
conservarlo.
Nuestras creencias hicieron que el significado de la palabra poder, cambie y se torne casi un sinónimo de dictadura, monopolio,
deshumanización, manipulación, falta de compasión y empatía en quien lo ejerce. Generando en quienes lo padecen un comportamiento
interesado, complaciente, movido por el temor en algunos casos y por la ambición en otros. Los que rodean al poderoso también se ven
influenciados y afectados. Aunque genere oposición y lucha, de igual manera se le esta poniendo atención y energía.
El poderoso se sentirá en equilibrio sólo mientras lo posea ya que de esas manipulaciones y lo obtenido por medio de ellas, depende el
sentido de su vida. El templo armado a su alrededor repleto de fieles a la fama y al interés se retroalimenta. Se construye y mantiene
mientras ese poder exista, pero también serán los primeros en abandonarlo si se desmorona.
Esto fortalece el mensaje de agonía cuando todo se pierde, primero se presenta la desesperación del poderoso frente a la pérdida y
luego la agonía reforzada y potenciada por la actitud de los demás.
Mucha gente pasa su vida y muere en este sistema y sin darse cuenta de que vivió en un ámbito totalmente disfuncional. Es mas, esta
disfunción parece a los ojos de muchos, normalidad. Otras personas lo perciben únicamente cuando todo se derrumbó, como ocurre con
muchos artistas, empresarios, políticos, etc.
Poner la atención y energía propia en sostener este sistema, hace que nos vaciemos de ellas, quitándolas de adentro nuestro y en
detrimento de nosotros mismos. Como consecuencia de esto nos quedamos empobrecidos, débiles y confundidos
Al moverlas de donde deberían estar, evadimos a la vez el encuentro con la verdad que existe en el poder inmanente, que es el único
autentico. Esto sólo se logra luego de un proceso de crecimiento e introspección que madura y deviene en un gran poder interior.
Poder, según la definición de Norberto Levy, es la capacidad de hacer y dice: ?Existe también la forma madura del poder que consiste
precisamente en tener la capacidad, de utilizar mi energía, no para dominar sino para articular mis necesidades con las del otro y
gestar una respuesta que nos contemple y nos exprese a ambos. Este es “el poder más poderoso” aunque no lo registremos tanto
concientemente, y es otra faceta del amor. El I Ching describe con brevedad y belleza esta modalidad cuando afirma: “Gobernar es
servir”.
Fueron tantos los años de ?mala praxis?, que se terminó malinterpretando la palabra y olvidamos su esencia real, su verdadero
significado.
Poder, es tener la capacidad de construir mi vida de acuerdo a mis necesidades, de hacer cosas que me hagan bien, que me estimulen, me
construyan.
Si uno maneja la cuestión desde el interior, sólo habrá verdad para mi y todas las manifestaciones y relaciones en mi vida.
Cuando rasgamos en nuestro interior surge la pureza, sin contradicciones humanas sino con la fuerza de la infinitud.
Es un poder personal y a la vez universal, es redescubrir adentro nuestro, la aceptación y el entendimiento de que no somos solo piel,
músculos y huesos. Es entender que nuestro cuerpo no es la frontera que nos separa, donde todo termina. Tenemos la posibilidad de
lograr el contacto con una realidad trascendente que abarca la realidad material y la soporta pero es mucho más grande que ella.
Es nadar en un mar de sabiduría y gozo que se encuentra en las profundidades de esa realidad trascendente. Ahora bien, nosotros
estamos conectados a esa realidad seamos concientes o no de ello.
Esa dimensión tiene la posibilidad de bañarnos con energía prístina, si se lo permitimos y al conectarnos a ella podremos obtener una
gran sabiduría para ser capitalizada en nuestra vida cotidiana, si no lo hacemos sólo tendremos una limitada experiencia mundana.
Esa otra parte que bien podría llamarse nuestro Dios interno es fuente de quietud, éxtasis, gozo, salud, es el tesoro escondido del
hombre. Su conexión personal con el flujo universal. Sin embargo muy pocos la conocen y muchos menos han tenido contacto con ella.
Un dormitorio con las ventanas cerradas y las persianas bajas estará completamente a oscuras, pero sin embargo bastará con abrir las
ventanas para que lo invada la luz. Afuera hay un manantial de luz, la realidad última no es la habitación oscura. Pero quien ha
vivido dentro de esa habitación toda su vida puede no entender el significado de la luz del sol, y aunque alguien se lo haya contado
puede no saber que hay una ventana, o puede no saber como abrirla. El desconocimiento no implica inexistencia, pero si limitación
personal.
El significado real del pecado es la separación de este flujo, pecamos cuando negamos esta realidad absoluta, que nos permitiría gozar
de atributos que son inherentes a la raza humana. Ya decía Jesús que nosotros podíamos hacer tantos milagros como él ya que teníamos
el poder para hacerlo. Lo que Él pretendía era enseñarnos a hacer uso de nuestro poder, que poseíamos por derecho propio, por la
simple razón de ser seres humanos, con ese maravilloso don natural.
Hay muchos textos que desde la ciencia nos brindan las explicaciones físicas de estos milagros.
Nuestros pobres ojos acostumbrados a creer solo en lo que ven. No saben que hay otro plano que el sentido de la vista no puede
alcanzar, pero no por ello puede ser negado.
¿Cuál es la maravillosa fuente de la que proviene todo, cuál es la tierra prometida que aun no hemos visto, esta adentro nuestro, esta
afuera o esta en todos lados?
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