¿Volvemos o no a la oficina?

Empresas grandes y PyMEs ya comenzaron a hacerse esta pregunta: ¿Volvemos o no a la oficina?… Ocupar nuevamente los escritorios obliga a las organizaciones a armar un plan riguroso que contemple todos los protocolos de seguridad existentes para preservar la salud física y emocional de los colaboradores, así como sopesar los costos de reabrir y las posibles implicaciones sanitarias. Por Sara Mendoza Figueroa – gerente de Marketing – VISMA Latinoamérica


Sara Mendoza Figueroa – gerente de Marketing – VISMA Latinoamérica

Algunos ya se acostumbraron a trabajar desde casa, pueden fluir a su ritmo y encuentran satisfacción en la flexibilización laboral que les permitió la pandemia. Otros no aguantan un minuto más en sus casas, se sienten menos productivos, dispersos por las distracciones del hogar o, simplemente, extrañan encontrarse con su equipo, quieren volver a la oficina que dejaron (casi huyendo) a principios de año. Sin embargo, nada será como era antes… los lugares de trabajo no son ni serán iguales. Muchos nuevos detalles marcan la diferencia: desde las mediciones de temperatura en la entrada a la empresa, los almuerzos a más de un metro de distancia entre unos y otros, hasta el uso constante de máscaras y la sensación de ser “sobreviviente”.

La gente todavía tiene miedo de contagiarse de COVID-19 en los ámbitos laborales y también, temor de tomar el transporte público. La modalidad de trabajo presencial es un riesgo muy alto para quienes tienen responsabilidades familiares por hijos o bien como cuidadores de adultos mayores, que son los más vulnerables en esta pandemia.

Por temor al contagio se prefiere “no volver”. Y a esto se suma la adaptación progresiva al teletrabajo (homeworking). Tanto empleados como empleadores descubrieron que el teletrabajo significa ahorro de tiempos y costos. Y en la situación excepcional de pandemia con aislamiento social, la gente percibe que el homeworking le da más tiempo no solo para ser más eficiente en su propio trabajo sino también para disponer de más tiempo para ellos mismos y sus familias.

Planteado este nuevo escenario, ¿volvemos a la oficina?…
Los modelos operacionales, la tecnología, las regulaciones y, muy especialmente, la conducta humana, fueron impactados por la pandemia. El escenario de crisis de salud produjo cambios, y esos cambios podrían ser permanentes. Entonces, ¿adónde regresamos?…

El colaborador espera que su empleador se preocupe por él, lo proteja. Un 87% de los argentinos espera que las empresas se preocupen por sus empleados en todo sentido; 70% espera que se le ofrezca la posibilidad de trabajo flexible; 45% espera que se fomente el uso de herramientas digitales (fuente: Kantar – Barómetro COVID-19 – 500 entrevistas online a mayores de 18 años a nivel nacional – abril 2020). La compañía debe entender cuál es el balance emocional de sus colaboradores hoy, de modo de poder gestionar desde el liderazgo en el nuevo contexto; debe determinar en qué grupos enfocar los esfuerzos: los que viven solos, los que viven con compañía, los que viven con sus hijos, los que viven con padres y/o familia.

Para aquellas empresas que hoy en día están considerando seriamente volver a las oficinas, hay una serie de puntos claves a tomar en cuenta, entendiendo que las particularidades de cada empresa, industria y localidad harán posible o no la adopción de ciertas medidas.

En general, las organizaciones tendrán que considerar la vuelta a la oficina según ciertos parámetros:

• Horarios escalonados.
• Protocolos de seguridad según la industria y el lugar donde opere la empresa.
• Utilización de tapabocas en forma permanente.
• Espacios de trabajo adecuados para disminuir el riesgo de contagio (mamparas, mayores distancias entre puestos de trabajo, mayor frecuencia de limpieza de superficies).
• Protocolos de limpieza y desinfección exhaustivos.
• Facilitar transporte de y hacia el lugar de trabajo al hogar.
• Tecnología y conectividad para ayudar a facilitar y agilizar las tareas.
• Contribuir al buen clima laboral, aun en un momento excepcional (creatividad en la propuesta de actividades laborales y extralaborales, de camaradería e incluso de distención).
• Detectar quién lo necesita y brindar soporte psicológico para aprender a manejar las emociones. En situaciones extremas es muy probable que surjan momentos de angustia, tristeza, duelo o ira que en apariencia no tengan conexión con el trabajo en forma directa, pero que hacen que la persona no pueda estar equilibrada y concentrada en su tarea.

Además de tener en cuenta cuestiones de ambientación más segura para todos, Recursos Humanos debe velar por mantener un buen clima laboral, armonía y estar atento a las necesidades emocionales de los colaboradores.

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Agencia
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