De Domingo a Domingo, la Columna Política de Hugo
Grimaldi*
Ni el modesto aumento para los jubilados, ni tampoco la arquitectura fiscal
que se armó para que la Anses pudiera otorgarlo con sus propios recursos, ni los controles de precios que, Guillermo Moreno de por
medio, ya se han convertido en controles de costos empresarios, ni tampoco la ?desespañolización? parcial de YPF, una expresión que
permite decir, sin que el Gobierno se enoje, que parte de las acciones de la petrolera pasarán a manos argentinas, resultaron en el
balance los hechos más destacados de la semana.
Estos hechos, ya adelantados por esta columna como acciones que iban a ser impulsadas sí o sí por el Gobierno antes del acto del 25
de mayo, y aún otras de importancia, como el anuncio de un anodino Plan Ganadero que todavía no logra destrabar la prohibición de
exportaciones cárnicas y la preocupación de la Iglesia por avances gubernamentales en temas sensibles como el aborto, el casamiento
entre homosexuales y el tratamiento de la Ley Federal de Educación, quedaron también relegadas en la consideración de la gente.
Todo quedó opacado, absolutamente todo, debido a la exposición televisiva de la noticia y a la figura escultural de Evangelina
Carrozo, la muchacha gualeguaychense que, con su contoneo, salvó de la modorra -al menos para los ojos argentinos y para el habitual
aburrimiento protocolar de Néstor Kirchner- a la Cumbre conjunta de mandatarios de la Unión Europea y Latinoamérica que se realizó en
Viena. Aunque, observando como se movieron los dados dentro del cubilete sudamericano, probablemente, Evangelina se haya paseado entre
los presidentes con el cartel equivocado.
Quizás donde se lee ?basta de papeleras contaminantes?, tal el léxico ecologista de Greenpeace que, obsérvese, no le dijo
taxativamente que ?no? a las papeleras fraybentinas sino a la contaminación ambiental, tal como lo viene marcando el Presidente, debió
haberse escrito desde lo político ?Chau Mercosur?, para describirle al mundo el delicado momento que vive el agonizante bloque
sudamericano.
Con este segundo graffiti se habría hecho explicito, de un modo más descarnado, el clima rupturista al que han llevado las actuales
reyertas entre Uruguay y la Argentina precísamente por las pasteras, entre Brasil, y en menor medida la Argentina, con Bolivia por el
precio del gas y entre Uruguay y Paraguay, en yunta, contra los países más grandes de la región.
Así, con su modo algo extravagante de dirimir diferencias y con los codos sobre la mesa, los ?cholos?, los ?negros?, los ?indios?,
en fin, los ?sudacas?, parientes pobres de los anfitriones, mostraron la hilacha en casa ajena y alimentaron la sonrisa de la culta
Europa. Pero con un condimento adicional: sobre todos ellos se extendió, implacable, la sombra de Hugo Chávez.
Desde el plano ideológico, de este modo explicó la situación el bolivariano en la primavera austríaca: ?el paradigma neoliberal de
los 90 que asoló América latina le ha dado paso ahora a la soberanía de los pueblos en la región?. En otras palabras, dijo el
presidente de Venezuela que de aquel consenso de Washington aperturista y privatizador, ahora casi toda la América del Sur ha virado
hacia el cierre de las economías y a la preeminencia del Estado, situación que se verifica también, con sus matices, en la Argentina y
que agrada al Gobierno y a la mayor parte de la sociedad.
Chávez -quien ya había roto la Comunidad Andina de Naciones quince días antes- dijo lo suyo a favor de los nacionalismos, en un
discurso que sonó paradójico en medio de la fabulosa construcción comunitaria europea, ejemplo de perseverancia y de negociación
institucional. De esa forma, terminó de ponerle la lápida al Mercosur, un bloque que nunca se animó a ensayar una zona de libre
comercio y que ya se venía desintegrando en espiral por su manifiesta incapacidad de articular políticas e instituciones comunes.
La incontenible verborrea del presidente de Venezuela dejó desnudo al rey ante los absortos Néstor Kirchner y José Inacio Lula da
Silva y ante la mirada contemplativa de Michelle Bachelet, hoy presidente de un país que se cortó solo por la vía de la integración al
mundo, sin prejuicios de ningún tipo. Como gran aliado, Chávez contó con el respaldo de la serena sonrisa de Evo Morales, exótica
?estrella? de la Cumbre vienesa y ejecutor del último disparo al corazón de la alianza sudamericana.
Para ratificar la debacle, los presidentes de Uruguay y Paraguay, Tabaré Vázquez y Nicanor Duarte Frutos, respectivamente, tomaron
sus aviones de regreso antes del encuentro entre la Unión Europea y el Mercosur el sábado por la mañana, reunión previamente agendada
que fue desactivada por la realidad.
Sólo resta saber si ha sido el propio Chávez el culpable de la disgregación o si sólo actuó como fedatario de un divorcio que nadie
se animaba a admitir. Brasil le ha echado directamente la culpa al venezolano, a quien se acusa de jugar un ?jogo duplo? (a dos
puntas) de palo y zanahoria con la región y de sólo mirar su propio beneficio.
Entre los políticos brasileños del gobierno y de la oposición esa sombra de Chávez proyectándose sobre la región resulta, más que
oscura, “terrible”, al mejor estilo descalificador del léxico sarmientino, mientras que la prensa ya no tiene empacho en tildarlo
públicamente de ?mentiroso?.
Los palazos le llegan en oleadas al venezolano, tras el violento golpe que representó para Itamaraty el sorpresivo anuncio de
Bolivia de nacionalización de los hidrocarburos, movida hecha con una notoria asesoría venezolana, que dejó a Brasil con mil millones
de dólares hundidos en territorio vecino, por inversiones efectuadas por Petrobras y con el problema de renegociar el precio del gas
que abastece al sur del país. ?Para Brasil, que se hayan metido con Petrobras es como que hayan tocado a Ronaldo?, exageran en
Brasilia.
En la reunión de Puerto Iguazú, la Argentina tomó decidídamente partido por la posición de Lula, aunque no tuvo expresiones
demasiado críticas hacia Hugo Chávez, en línea con la pasión que aún despierta el bolivariano entre muchos miembros del gobierno de
Néstor Kirchner. No obstante, al país le compete el problema porque se surte de gas boliviano, en menor medida que Brasil, desde ya,
aunque la semana anterior viajaron funcionarios a La Paz, quienes han comenzado a negociar un aumento que no exceda demasiado los U$S
3,40 que hoy se pagan por millón de BTU, aunque Bolivia pretende U$S 5,60 en una clara posición de debilidad, ya que su mercado está
en la región y no en el mundo.
Pero Bolivia ahora dice que, ante los eventuales cortes argentinos, empresarios chilenos le ofrecen pagar U$S 7 e YPFB afirma que
podría considerar venderles para sacarlos del ?stress? de parar su industria, aunque si Chile considera el ?stress? boliviano que le
genera no tener salida al mar. Igualmente, el transporte debería ser hecho por tuberías argentinas.
En esta pulseada, aunque aún no se lo admita, la Argentina tendrá que ocuparse también de apuntalar los intereses de Repsol en
Bolivia, para defender así los intereses de los futuros accionistas argentinos, tal el mensaje que Antoni Brufau pasó cuando reiteró
que parte del capital de la petrolera saldría a negociarse en la Bolsa.
El viernes pasado, fue más que enfático el ministro Julio de Vido al decir que no se propiciaba nacionalización alguna de la
petrolera, algo que probablemente el Presidente le reiteró al español Rodríguez Zapatero en Viena, a quien le volvió a pedir más
inversiones de Repsol.
No obstante, con los intereses tan cruzados como están ahora, una solución podría ser la admisión de un precio del gas en boca de
pozo mayor para los locales (empresas y provincias productoras, a quienes se les paga no más de U$S 1,50 el millón de BTU) para
incentivar la exploración y la explotación intensiva de pozos que hoy funcionan a media máquina y buscar, a la vez, la forma de que no
se trasladen a los precios.
Al fin y al cabo, esta distorsión no es más que otra de las muchas situaciones de ?jogo duplo? que se verifican puertas hacia
adentro hoy también en la Argentina. Entre las cuestiones que no dejan de observarse para desentrañar los códigos de operación del
Gobierno están la dualidad de acción en el caso de las papeleras con el Uruguay, en la resolución del conflicto universitario, en la
negociación de Aerolíneas Argentinas, en la política de carnes, etc.
Y ahora, no se sabe si por influjo de la corriente que describió Chávez en Viena o debido a la inveterada costumbre de los políticos
argentinos de apropiarse del esfuerzo ajeno, y tras un considerable tiempo de ablande para instalar la cuestión como ?solidaria? con
los que no pueden jubilarse y para desacreditar a las AFJP, hay quienes piensan en el Gobierno que hay que igualar para abajo una vez
más y que terminar con la jubilación privada, a partir de una reforma previsional que está en las gateras.
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* Por gentileza de Hugo E.Grimaldi, director periodístico de la Agencia DyN (Diarios y Noticias, de la Argentina), reproducimos su
columna De Domingo a Domingo, correspondiente al domingo 14 de mayo de 2006.
Cada fin de semana esta columna aparece en medios destacados de la Argentina, como La Gaceta, de Tucumán; la Nueva Provincia, de Bahía
Blanca; La Capital, de Mar del Plata; La Calle, de Concepción de Uruguay o El Diario, de Olavarría.