La Guerra de la Palabra Electrónica

Al cumplirse 26 años de Word. 30 de los procesadores de texto y cuanto de ello se desprende: la guerra por la masividad de la tecnología, publicamos esta columna del doctor Martín Carranza Torres (*)

Un importante Juez de Cámara, intentando explicar lo que es una computadora, la definió como la cruza entre una máquina de escribir y un televisor. La explicación, propia de un analfabeto tecnológico, rebela, no obstante, la importancia de los procesadores de texto para la masividad de las computadoras.

Mucha gente los identifica de manera directa. Las computadoras evolucionaron desde los cálculos a herramientas más masivas y los procesadores de texto desde dispositivos específicos hacia utilitarios de PCs.

El 25 de este octubre el Word cumplió 26 años, mucho tiempo para un producto de software, pero su éxito llegó después de duras batallas comerciales.

Los primeros procesadores de textos no eran más que máquinas de escribir algo más “inteligentes”. La posibilidad de permitir al dactilógrafo leer en una pantalla y configurar su texto antes de imprimirlo en una hoja insertada en el mismo dispositivo, parecía revolucionaria.

El producto pionero data de la década del ‘60, aún antes de que naciera Microsoft. En efecto, un visionario científico y emprendedor llamado An Wang, quien se dedicaba a la fabricación de calculadoras, comenzó a incursionar en el negocio de la automatización de oficinas. Su paradigma de desarrollo tenía que ver con un modelo de Propiedad Intelectual en el que todavía Software y Hardware no estaban correctamente separados jurídicamente.

En 1975, el mismo año del nacimiento de Microsoft (que no hacía procesadores de texto sino lenguajes de programación) WANG lanza un dispositivo (que no llamaba computadora sino Wang Word Processing System – WPS), cuyo costo era de U$S 30.000 para su versión básica y fue un suceso extraordinario, al punto de convertir a su compañía en la número 2 de las tecnológicas de Wall Stret.

En los años 1976-77 empezaron a aparecer los primeros procesadores de texto que todavía no reemplazaban a los sistemas dedicados (Electric Pencil, EasyWriter); luego se transformaron en esenciales y aparecieron productos de puro software como el Apple Writer, Scripsit, WordPro y el legendario WordStar de MicroPro.

WordStar fue la primera estrella en el firmamento de los procesadores de texto para computadoras personales. Fue lanzado al mercado en el año 1979, tardando muy poco en convertirse en un extraordinario suceso, al incorporar el concepto “WYSIWYG, lo que ves es lo que tienes” (what you see is what you get), esto es, la idea de que lo que el usuario del programa ve en la pantalla coincide aproximadamente con lo que saldrá de la impresora.

El impresionante suceso de este producto logró que en muy poco tiempo se distribuyeran versiones para todos los tipos de PC existentes en el mercado. A mediados de 1983 había en el mercado 75 procesadores de texto. WordStar tenía el 23% del mercado, Sorcim’s Superwriter el 15% y entre los 10 primeros se repartían el 80% del mercado.

La situación de mercado se revirtió notablemente a mediados de los ‘80 cuando otro jugador conocido en el mundo de los procesadores de texto, el WordPerfect, que en 1984 sólo tenía el 1%, pasó a liderar el mercado con el 30% de cuota, mientras que WordStar cayó al 15% para continuar en su pendiente descendente.

La razón de la estrepitosa caída de WordStar se debió a un error muy simple: la presentación en 1984 del WordStar 2000, un producto completamente nuevo, que contenía cambios fundamentales en sus interfases, con muy novedosas combinaciones de teclas para comandos conocidos y una imagen completamente renovada. Esto obligaba a los usuarios a aprender de nuevo el funcionamiento del procesador, con lo que podían aprender cualquier otro también.

Recién a mediados de esa década, Microsoft se lanzó al abordaje del mercado de procesadores de texto, introduciendo en la primavera de 1983 el Word con el nombre Multi-Tool Word, y rebautizado rápidamente con el nombre que lo hiciera comercialmente famoso.

En enero de 1985 lanzó el Word para la Apple Macintosh y en diciembre de 1989 la Versión 1.0 para Windows. Aunque durante los ’80 el Word de Microsoft sólo había conseguido mantener una cuota de mercado del 10%, su compatibilidad con el ya exitoso Windows y la falta de compatibilidad del WordPerfect resultaron una combinación letal para cambiar radicalmente la situación a principios de los ’90: Microsoft conseguiría alcanzar el 90% del mercado de los procesadores de texto.

1989 es el año de Office, una devastadora estrategia de marketing que incorporaba todos sus productos de oficina por un costo de U$S 750, apenas un poco más que cualquiera de esos productos tomados individualmente. El beneficio adicional que tendría esta manera de licenciar era la posibilidad de vender el Power Point, herramienta que hasta ese momento y en manos de otras empresas era un fracaso completo. Hoy pocos se imaginan una presentación en el ambiente empresario sin la asistencia de esta herramienta.

Las reglas de juego eran iguales para todos, el contexto de protección de propiedad intelectual era igual para todos, sin embargo unos fueron más exitosos que otros en obtener el mimo del mercado que son las ganancias por la preferencia del público usuario, muchos productos se fueron pasando la corona de campeones, pero pocos la mantuvieron durante tanto tiempo.

26 años en la industria de la tecnología es una enormidad, las empresas exitosas en este campo han sido aquellas que entendieron que una computadora es algo más importante que la cruza entre el televisor y la máquina de escribir.

(*) Socio de Carranza Torres & Asociados -Asesoramiento Legal en Tecnología-