Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) desarrollaron una estrategia natural para combatir el flagelo de la mosca de la fruta. Consiste en liberar un tipo de avispas que se transforma en el enemigo natural de la reproducción de esas moscas.


 

mosca-de-la-frutaLa mosca de la fruta afecta a enormes sectores de la producción argentina y esta estrategia se torna una alternativa sustentable frente a los plaguicidas tradicionales, cuyo uso provoca otras graves consecuencias.

Las naranjas, mandarinas y pomelos de la zona mesopotámica; los duraznos y membrillos de la región cuyana; las manzanas y peras de la Patagonia y los limones tucumanos convierten a la Argentina en un gran productor de materia prima frutihortícola tanto para el mercado interno como externo. Sin embargo, desde el norte hasta la provincia de Neuquén y de este a oeste se encuentra una de las plagas que más afecta a este tipo de cultivos: la mosca de la fruta.

“La mosca de la fruta es un insecto, un díptero que tiene la particularidad de que sus estados inmaduros se desarrollan dentro de un fruto. El adulto se apoya en el fruto y pone huevos dentro de él. De ellos sale una larva que pasa por distintos etapas de desarrollo y que va alimentándose de la pulpa de la fruta y el resultado es que se pudre y termina cayéndose. En el último estadio la larva sale del fruto y empupa en el suelo que es donde se produce la metamorfosis hacia el adulto y empieza un nuevo ciclo que dura aproximadamente 45 días, dependiendo de la especie y condiciones ambientales”, explica Sergio Ovruski, investigador independiente del CONICET en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos (PROIMI, CONICET).

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Avispas parasitoides atacando larvas de mocas de la fruta por medio de la introducción del ovipositor a través de la cáscara del fruto. Foto: gentileza Sergio Ovruski.

Fuente: CONICET