Argentina sigue bien en software

ImageIBM inauguró nuevas instalaciones en Martínez para atender los servicios que presta a más de 20 países

La Presidenta dijo de él: es un excelente vendedor. Cristina Kirchner alabó así la llaneza y fluidez con que Guillermo Cascio, presidente de IBM Argentina habló en la ceremonia en la que inauguró una nueva ampliación de sus instalaciones en Martínez.

Hablando a los ibemeistas de nuevo cuño -una sala colmada de jóvenes ciertamente alejados del atildado traje azul que imperaba dos décadas atrás cuando Cascio ingresó a IBM- el ejecutivo transitó con éxito tanto el humor como el liderazgo.

Por ejemplo cuando evocó a su abuelo gallego elogiando las balanzas o las máquinas de escribir IBM que se vendían en los años 30 en la Argentina. Y Cristina K acotó luego que seguramente esas balanzas estuvieron en el negocio de los Kirchner en Santa Cruz

Y también la del manager o piloto de tormentas que tras cada crisis -como las de los 80, los 90 y la de 2001- y batallas -como la de Malvinas-, que fue enumerando y que IBM aprovechó para transformar en oportunidad.

Guillermo Cascio hizo sonreír a su auditorio, despertó aplausos y sumó la humana evocación familiar y le dijo a la Presidenta: creemos que IBM puede ayudar en momentos de crisis a hacer una Argentina más grande.

Le dio un ramo de flores a Cristina y concluyó: tenemos amor por la camiseta; tenemos nombre y apellido: somos IBM Argentina.

Fue un discurso redondito, mucho más que el de todos los oradores que le acompañaron. Y en el que además describió logros como que el plantel de 2300 empleados en 2005, creció al ritmo de 5 nuevos por día y hoy totaliza 7800.

Un lema ibemeista -en momentos de crisis, capacitarse- le sirvió para transformar las crisis en oportunidad. Y la parábola exhibe hoy que IBM realiza servicios para 30 países y por ello suma ahora tres plantas más.

El gobernador Daniel Scioli dijo a su turno que su administración trabaja por delinear la Agenda Digital y sin embagues dijo: es extraordinario tener a IBM en la provincia, proveyendo esta pujanza y esta confianza en los argentinos.

La Presidenta aunó en su mensaje la alabanza del talento nacional, la enumeración de avances -menos desocupación y más recaudación-, el llamado a la paciencia del diálogo y también un comentario por elevación al agro iniciando un nuevo paro: argentinos somos todos y nadie puede tomar de rehén al resto de la sociedad.

Me he sentido muy bien, dijo Cristina K. Y créase o no -mientras algunos llamaban por celular a sus familiares para decirles miralo por la tele que yo estoy ahí- hubo aplausos entusiastas en algunos pasajes y surgìan de ese auditorio de jóvenes clase media.

Esa clase media argentina que mandó sus hijos a la universidad -como fue nuestro caso -dijo-. Yo soy hija de trabajadores; Néstor (Kirchner) de comerciantes-, soñando una Argentina mejor.

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