La camisa roja ayuda a ganar, los remates pueden dañar el
cerebro y una derrota hace caer a la bolsa
El fútbol es el deporte más competitivo de todos y el que más pasiones
despierta por lo impredecible de sus resultados, aunque la informática y las matemáticas perfeccionan sistemas para establecer
probabilidades de victorias o derrotas deportivas.
También hay técnicas para moderar las reacciones del público en los estadios. La camiseta roja contribuye a ganar un partido. Botas
flexibles fabricadas con moléculas inteligentes y ropa que corrige defectos en el juego, son algunas de las tecnologías concebidas
para el deporte.
La biomecánica deportiva utiliza las leyes físicas para optimizar las proezas de los jugadores. La ciencia pide comprensión para los
árbitros porque es imposible predecir los ángulos de tiro y ruega prudencia con los remates de cabeza por los posibles efectos
neurológicos.
Lo cierto es que con la llegada del Mundial los científicos han multiplicado la producción de artículos relacionados con el fútbol.
Incluso han señalado que una derrota hace caer a la bolsa. Y que en 2050 los robots sustituirán a los jugadores humanos.
Escribe Yaiza Martínez –
El fútbol se ha convertido en un deporte de alta tecnología, señala la revista Zdnet, que destaca la progresiva incorporación de una serie de sistemas tecnológicos, desde la revisión de las
jugadas hasta el seguimiento de los tiempos de los jugadores, para optimizar el deporte, si bien señala las relativas resistencias a
la penetración de la tecnología en los diferentes escenarios deportivos.
Lo cierto es que los estudios e investigaciones sobre
diferentes aspectos del deporte, particularmente del fútbol, han proliferado en los últimos años: el balón perfecto, el césped
adecuado o el color de la camiseta con la que juega un equipo, pueden determinar el resultado final del Mundial de fútbol 2006.
Incluso, como hemos señalado en otro artículo, la biomecánica deportiva es una disciplina científica que utiliza las leyes físicas para optimizar las
proezas de los jugadores.
La ciencia, a la que todo le interesa, se ha convertido así en fuente de mejora y desarrollo del
fútbol. Estadísticas, pruebas de laboratorio con los balones o trampas sonoras, son algunas de las cosas que el conocimiento
científico ha hecho por el fútbol, según New Scientist, que ha
publicado una síntesis de las investigaciones más interesantes realizadas en relación a este deporte.
Una de ellas es un estudio matemático realizado por un equipo de investigadores formado por Eli Ben-Naim, Sidney Redner y Federico
Vázquez, en el que se analizaron cinco de los deportes más practicados en Estados Unidos e Inglaterra para determinar cual de ellos
despertaba más pasiones. Se revisaron más de 300.000 partidos del último siglo y se determinó que el fútbol es el deporte más
competitivo y apasionante de todos.
El fútbol despierta pasiones por lo impredecible de sus resultados: si no hay
desilusiones, el juego se vuelve determinista y, por tanto, aburrido. Las sorpresas que a veces dan los equipos es lo que mantiene a
la gente en vilo, según este estudio.
Otra rama de la ciencia que se ha ocupado del fútbol es la estadística: si no podemos
esperar para ver quién ganará la final del Mundial, siempre puede recurrirse a fórmulas matemáticas que predicen el equipo ganador,
tal y como ha intentado un trabajo
realizado por un grupo de estudiantes de la Universidad Americana de los Emiratos Árabes. Una fórmula matemática también ha sido
creada por científicos británicos para establecer posibilidades de victoria final por equipos.
Comportamientos indeseables
y colores
La ciencia se ha ocupado asimismo de los hinchas del fútbol: si lo que se pretende es evitar los comportamientos
ofensivos o violentos de los más aficionados, existe un sistema sonoro desarrollado por investigadores
holandeses: descubrieron que añadiendo un ligero eco a cualquier expresión sonora desagradable por parte del público, las masas se
desconciertan y se vuelven incapaces de gritar al unísono.
Los colores de las camisetas de los jugadores afectan a la
motivación que los futbolistas tienen en el césped, siendo el color rojo el que más favorece, según un realizado por la universidad
británica de Dirham del que informó la revista Scientific American. Este
estudio comprobó que, en la competición futbolística Euro 2004, los equipos que iban de rojo marcaron de media un gol más por partido
que el resto de los equipos.
Este es un efecto atribuido a un comportamiento instintivo, puesto que el rojo varía los niveles
de testosterona de los animales, así como su deseo de dominación. Por ello, el equipo que se enfrenta a otro vestido de rojo, se
siente más sumiso que frente a otros equipos uniformados con ropa de otro color.
Equipación futurista
Las botas
de fútbol tienen una gran importancia. Un material fabricado con moléculas inteligentes
conocido como d3o, que normalmente es flexible pero que se pone rígido
cuando recibe cualquier impacto, podría utilizarse para fabricar el calzado deportivo de los futbolistas.
Tiene la ventaja de
que, además de que se puede fabricar rápidamente gracias a la sinterización láser, que es un proceso que consiste en calentar un
material justo por debajo de su punto de fusión para formar una masa sólida.
¿Y si la ropa pudiera avisar a los jugadores? En
la Netherlands Organisation for Applied Scientific Research de Delft, un equipo de científicos diseñó un sistema para ropa deportiva que serviría para señalar al jugador ?con un pequeño empujoncito- que está haciendo
algo incorrecto durante el entrenamiento, de manera que pueda perfeccionar su juego e incluso advertir qué músculos debe ejercitar
más.
Visión defectuosa y otros problemas corporales
La ciencia ha dado además la razón a los árbitros: lo
cierto es que el ojo humano es incapaz de predecir la trayectoria de un balón que recorre una curva en el aire, por lo que los
árbitros desconocen de antemano las consecuencias de cada tiro, señala un estudio
realizado por científicos holandeses. El médico español Francisco Belda Maruenda ha aplicado esta visión a los errores arbitrales en
el offside, tal como publicó en BMJ.
Por otro lado, los futbolistas
deberían de tener cuidado con los remates de cabeza, porque a la larga pueden dañarse el cuello de tanto golpear el balón con ella,
señaló un estudio realizado por investigadores turcos, además de perjudicar al
sistema neurológico, según otra investigación realizada por científicos
italianos.
Por último, ¿qué pasaría si los jugadores fueran robots? Pues que, entre otras cosas, se evitarían los problemas
físicos de los futbolistas humanos. En un futuro lejano, quizá se robotice el deporte más universal del momento, cosa que ya se ha
intentado en la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, Pennslyvania (Estados Unidos). Ya existe la RoboCup, destaca The
Washington Post.
Los científicos de dicha universidad han creado robots jugadores de fútbol que se mueven sobre dos
ruedas, y que son controlados informáticamente a través de ordenadores incorporados a sus cuerpos. Consiguieron hacer que se pasen la
pelota los unos a los otros e incluso que marquen algún gol. La RoboCup puede ser el equivalente al mundial de fútbol