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Seguir leyendo //En el seminario “Mujeres en las TICS”, que se realizó el jueves 16 de julio de 2015 en la Universidad de San Andrés (UDESA), la doctora Gloria Bonder sostuvo que los derechos laborales de las mujeres en la industria suelen ser ignorados o hasta invisibilizados. Si a mayor diversidad, mejor producción: ¿Por qué nos limitamos?
En 2011 la organización Catalyst descubrió algo alarmante: Entre 113 compañías tecnológicas de Sillicon Valley, 42 no contaban con mujeres en altos cargos ejecutivos. La desigualdad de género está instalada en compañías revolucionarias como Apple, Nokia y Yahoo.
Las mujeres son esenciales para la industria. Su capacidad, creativad y sensibilidad incrementa la calidad y efectividad de los productos. Como sostuvo Bolder, quien tiene un Master en género y educación de la Universidad de Cambridge y una licenciatura en psicología de la Universidad de Buenos Aires: “Las empresas ganan más ideas, más visiones y un código genético con una visión distinta” .
La inserción femenina en la industria tecnológica es extremadamente baja. Entre los desarrolladores de software libre, sólo el 1,5% son mujeres. Las que logran entrar orientan sus desarrollos a las necesidades, demandas e intereses de las personas pero no reciben la misma valoración.
Aunque hay una demanda insatisfecha de recursos humanos formados en informática, cada vez menos mujeres estudian carreras relacionadas a esta área. En Europa de cada 1000 mujeres con título de grado sólo 29 están formas en informática. Por tierras estadounidenses, el porcentaje de licenciadas en ciencias de la computación era del 37% en 1984. En 2009 esta cifra bajo al 25%.
Muchas cambian de trabajo a mitad de carrera o directamente dejan de ejercer su profesión: “Las empresas tecnológicas tienen una demanda tan grande de dedicación y flujo de trabajo que es casi imposible que las mujeres con hijos pueden sostener su flujo de trabajo”, comentó Bolder.
Gloria se interesó por aquel porcentaje pequeño que logra permanecer en la industria. En 2014 lideró la investigación del CEPAL titulada “La industria del software y los servicios informáticos: Un sector de oportunidad para la autonomía económica de las mujeres latinoamericanas”.
“Hablamos con mujeres de altos cargos y/o creadoras de PYMES del sector en Argentina, Colombia y Costa Rica. Queríamos ver si ellas percibían que había discriminación en sus ámbitos laborales y si notaban que había políticas públicas para asegurar la igualdad de género en la industria”, explicó la investigadora.
El estudio demostró que las profesionales del sector valoran: los horarios flexibles, que el trabajo remoto no sea condicional para obtener un ascenso, el reconocimiento justo de sus capacidades, los programas para el empoderamiento personal, la ampliación de la licencia por maternidad y la promoción de la educación de mujeres en TICS.
Por otro lado detestan las políticas que identifican a las mujeres como un grupo en desventaja (ejemplo cuotas), tener que validar permanente sus credenciales, no llegar a lugares de decisión con la misma facilidad que los varones y tener que adaptarse a las formas de relacionarse típicas del universo masculino.
Bolder agregó: “En el mundo de las startups y los sistemas corre una adrenalina enorme que es muy demandante a nivel personal. Muchas mujeres en cargos medios están congelando óvulos, porque piensan que si tienen hijos salen de carrera.”
Como conclusión del estudio, el equipo de CEPAL notó que las mujeres no se conciben como trabajadoras con derechos laborales. Viven las políticas que las benefician como concesiones.
Para equiparar las desigualdades de género en la industria TIC, la profesora inglesa Londa Schiebinger enfatiza tres factores:
Cambiar los números: Crear estadísticas desagregadas por sexo. Analizarlas y considerar por que pasa lo que pasa. Crear políticas activas para arreglar los números.
Cambiar las políticas institucionales: Las micro desigualdades entre mujeres y hombres suelen ser muy sutiles. Cambiar las leyes es un desafío, cambiar las practicas es muy difícil y cambiar las mentalidades es casi imposible. Pero vale la pena intentarlo.
Cambiar el conocimiento: Construimos conocimientos desde una base androcéntrica: El varon ha sido elevado a la categoría universal, que representa a la humanidad toda. Hay que hacer un análisis critico del conocimiento existente desde la óptica de género.
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