Aún duelen las cicatrices de Chernobyl y Fukushima

A 5 años del desastre nuclear de Fukushima, alrededor de 100.000 personas todavía no pudieron regresar a sus hogares. En Chernobyl, a 30 años de la tragedia, hay familias que todavía consumen alimentos con material radioactivo. Aproximadamente 5 millones de personas viven en áreas contaminadas.


 

Fukushima ciudad abandonadaGreenpeace presentó su informe Cicatrices Nucleares: Los legados de Chernobyl y Fukushima, en el cual expone los efectos de los accidentes en ambas ciudades y cómo continúa afectando a millones de personas. El documento compila una investigación científica con el perfil de los sobrevivientes y el trabajo realizado por Greenpeace en Japón, Ucrania y Rusia sobre los niveles monitoreados de radiación.

Según Junichi Sato, director ejecutivo de Greenpeace Japón, “Para las comunidades en Fukushima esto parece no tener fin, alrededor de 100.000 personas no han podido regresar a sus casas y muchos no podrán hacerlo nunca. Los gobiernos y la industria nuclear alrededor del mundo perpetúan el mito de que luego de un desastre nuclear las personas pueden volver a tener una vida normal. Sin embargo, la evidencia demuestra que esto es sólo retórica política y no pruebas científicas.”

Recientemente Greenpeace denunció que en los países afectados por la contaminación nuclear los gobiernos han reducido las medidas de protección frente a la radiación. Chernobyl suspendió los programas de monitoreo alimentario y ambiental, mientras que en Japón pretenden que la mayoría de los evacuados regresen a sus hogares para el 2017, aunque la zona continúe contaminada. Greenpeace hace un llamado a estos gobiernos para que sigan brindando apoyo económico a los sobrevivientes de ambas tragedias.

Captura de pantalla 2016-03-10 a las 10.17.59 a.m.El análisis de material radioactivo relevó que los bosques alrededor de estas ciudades se han convertido en depósitos de contaminación radioactiva. Según Greenpeace la radiación forestal pone en riesgo a las comunidades cercanas y se han detectado en las áreas afectadas daños en la salud. Alrededor de Chernobyl, la tasa de mortalidad aumenta y los nacimientos decrecen; además se incrementan los casos de cáncer y los problemas de salud mental. Asimismo, en Fukushima, las cifras demuestran que la incidencia de cáncer de tiroides en casos pediátricos crece y casi un tercio de las madres que viven cerca de los reactores afectados muestran síntomas de depresión.

“No debemos olvidar el sufrimiento inmenso que los desastres de Fukushima y Chernobyl continúan causando. Necesitamos urgentemente rechazar la energía nuclear y encaminarnos hacia una energía 100% renovable, más segura y limpia para nuestro planeta”, finalizó el especialista en energía de Greenpeace, Shawn Patrick Stensil.

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Epifanio Blanco
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