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El CAREM es un PWR, “Pressured Water Reactor”, es decir que se refrigera con un circuito primario de agua liviana. Pero su diferencia básica con el PWR tipo es que en el CAREM el agua circula por su núcleo sin necesidad de bombeo. Circula inevitablemente, sin que haya fuerza que la pare, por convección: al calentarse el agua en el fondo del recipiente de presión, baja de densidad y entonces sube, fin de la historia. Cuando atraviesa los doce generadores de vapor, cede su calor a otro circuito de agua separado, el secundario (el que mueve la turbina). Al ceder calor, pesa más y desciende al fondo del recipiente de presión. Cero mecanismos activos, pura física.
Eliminadas las bombas (que se pueden romper y necesitan otras de “back-up”) se elimina también la necesidad de la electricidad de red para tales bombas. Fue lo primero que fracasó en Fukushima, porque el terremoto que volteó las líneas eléctricas. En el CAREM, “de yapa”, se eliminam los varios generadores de back-up para energizar las bombas, en caso de apagón nacional. En las centrales de Fukushima tales generadores estaban a pie de planta, en sitio inundable y el tsunami posterior al terremoto los dejó knock-out.
Si se compara el diseño “tercera generación plus” de un CAREM con otros reactores de agua presurizada de 2da generación, como las Atuchas, se notan más simplificaciones que aumentan la seguridad. No hay presurizadores para impedir que el agua (calentada a 340 grados) hierva: el reactor se autopresuriza a 150 atmósferas. Tanta presión vuelve vulnerable de pinchadura toda cañería que salga del sistema de enfriamiento primario rumbo a los generadores de vapor, pero astutamente, el CAREM carece de ellas. Los propios generadores de vapor están metidos adentro del primario, en el sitio más blindado del sistema: el recipiente, una super-olla de presión de acero forjado de 11 metros de alto, con paredes de entre 13 y 20 centímetros de espesor.
Todo esto ya ahorró un montón de dinero y dificulta bastante el peor accidente factible de ocurrir en un PWR, que es una pérdida de refrigerante del primario (o LOCA, “Loss of Coolant Accident”). Pero las simplificaciones siguen: ¿cómo se refrigera el núcleo en caso de un LOCA? Muy sencillo: en lugar de inyectarle agua con bombas, ésta simplemente le cae encima, por gravedad, desde un depósito enorme en lo alto. No hace falta que nadie dé la orden. El CAREM se puede atender solo, sin personal, durante las primeras 36 horas de una emergencia grave.
El CAREM es uno de más de doce propuestas ingenieriles en danza en todo el mundo para aumentar la seguridad radiológica bajando los costos, en lugar de incrementándolos, lo que significa nuevas ingenierías. Lo que cierra bien, cuando se compara el pequeño reactor criollo con algunas de tales propuestas, llamadas de 4ta generación, es que el CAREM está basado en tecnología probadísima durante décadas, como la refrigeración con agua, en lugar de sales derretidas, o helio, o sodio, o plomo líquido.
El CAREM no corre el peligro de ser demasiado avanzado para su época. No es revolucionario: es evolucionado.
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